Coahuila: cuatro tiempos

    Por Gerardo Hernández González

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    Eliseo Mendoza, Rogelio Montemayor, Enrique Martínez y Humberto Moreira gobernaron Coahuila entre 1987 y 2011 con dos presidentes del PRI y dos del PAN. Sus administraciones tuvieron luces y sombras, pero a ninguna la marcó el oprobio como a la de Moreira, por la deuda de 36 mil 509 millones de pesos. La mitad de esos créditos, obtenidos con decretos y documentos falsos, y legalizados después por un Congreso dominado por el PRI, desaparecieron en el agujero negro de la corrupción. La deuda absorberá este año casi 4 mil millones de pesos (8% del presupuesto), de los cuales 3 mil 431 millones serán para intereses, 75 millones para capital y 74 millones para coberturas.

    En el periodo de 18 años comprendido entre Mendoza y Martínez, el país afrontó devaluaciones, tormentas financieras, elecciones fraudulentas, la apertura de fronteras por el Tratado de Libre Comercio, que consolidó a Coahuila como potencia automotriz, el levantamiento del Ejército Zapatista, asesinatos de figuras (el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio y el secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu), la crisis económica por el «error de diciembre» y la primera alternancia presidencial.

    Coahuila se mantuvo en pie después de librar batallas propias y ajenas debido al orden, la disciplina y las contenciones de esos tres gobiernos. Independientes entre sí e incluso en algunos momentos confrontados, Mendoza, Montemayor y Martínez cerraron sus sexenios con deudas por 248, 786 y 323 millones de pesos, respectivamente. Profano en finanzas y sin la formación de sus predecesores, Moreira condujo a Coahuila a la ruina y al caos.

    Moreira gobernó para la galería mediática a base de impulsos, sin contrapesos y sin sujeción a las leyes. Ha sido el mandatario más carismático y popular, pero también el más inmoral. Tres años después de haber sido incluido por la revista Forbes entre «Los 10 mexicanos más corruptos de 2013», junto con Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps y Raúl Salinas de Gortari, la Policía Nacional de España soltó una bomba en su cuenta de Twitter: «Detenido en Barajas Humberto Moreira por orden de la Fiscalía Anticorrupción.

    Esta tarde pasa a disposición de Audiencia Nacional. #misióncumplida». El mismo hashtag «empleado hace ocho días por el presidente Peña Nieto para informar la captura de Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”», observó El Horizonte de Monterrey (15.01.16).

    Peña Nieto impuso a Moreira en la presidencia del PRI para un periodo de cuatro años, de los cuales solo duró 11 meses. «(…) dimitió por un escándalo de financiación ilegal durante su mandato en Coahuila. Las sospechas que se ciernen sobre Moreira no son nuevas. Su gestión dejó al estado de Coahuila una deuda de mil 800 millones de dólares», publicó el Chicago Tribune en su versión digital, el mismo día de la detención, «en pesquisas por blanqueo, cohecho y organización criminal».

    A ocho años de concluido su mandato, Moreira permanece en el ojo del huracán. Dice haber sido exonerado de todas las imputaciones, pero el expediente de la deuda y las denuncias ante la Corte Penal Internacional por las masacres en Allende y Piedras Negras siguen abiertos. Estados Unidos y España lo investigan por supuestos vínculos con Juan Manuel Muñoz Luévano, operador de Los Zetas. Exlíderes de ese cártel declararon ante fiscales de ambos países que en Coahuila pagaron sobornos a cambio de protección y disimulo.

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