Con palitos y bolitas

    Por Julián Parra Ibarra

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    A ver, a ver, a ver, a lo mejor soy de lento aprendizaje y por ello requiero me lo expliquen con bolitas y palitos, con manzanas y peras, con dulces y caramelos, sobre el manejo que se le está dando a la rebelión –no puede llamarse de otra forma-, que iniciaron desde la madrugada del miércoles los elementos de la Policía Federal, que no están de acuerdo con ser asignados o incorporados a la naciente Guardia Nacional.

    Según los elementos policiacos en paro y que realizaron bloqueos en varios puntos de la Ciudad de México, sostienen que el cambio de corporación se dio sin previa consulta y sin estar de acuerdo, que les exigen su renuncia –lo cual les haría perder antigüedad y prestaciones con que contaban hasta este momento-, y firmar un contrato por un tiempo determinado, después del cual, con gran facilidad podrían ser dados de baja sin recibir ningún pago por indemnización.

    Previamente ya se había hecho púbico por medio de videos difundidos por los propios elementos de la corporación, las condiciones en las que, una vez incorporados a la Guardia Nacional, tendrían que trabajar. Aparecieron las imágenes de los uniformes que les hicieron llegar para el desempeño de sus funciones, y que no eran otra cosa que sobrantes de los uniformes con los que se vestía a los internos de los Centros Federales de Readaptación Social (Ceferesos), pero además con tallas en las que en una sola pantalonera cabían dos oficiales, uno metido en cada pierna de la prenda de vestir.

    También se difundieron las imágenes de las condiciones en las que ‘viven’ elementos de la Guardia Nacional –integrada por policías militares, navales y policías federales- asignados al Instituto Nacional de Migración (INM) para contener la oleada de inmigrantes centroamericanos, caribeños, asiáticos, africanos y de otras partes del mundo, que intentan cruzar nuestro país para tratar de alcanzar el ‘sueño americano’.

    Esas condiciones era hacinarlos en construcciones en obra negra, en la que no contaban con servicios básicos como agua potable, sanitarios –tuvieron qué construir letrinas-, no tenían camas para dormir, y los alimentos eran muy deficientes por decir lo menos. Las protestas de los policías federales asignados a trabajos de migración, provocó que el titular del INM Francisco Garduño, se refiriera a ellos como ‘policías fifís’ acostumbrados a vivir en el Holiday Inn y comer en buffet. Aunque luego se tuvo que tragar sus propias palabras, el dardo envenenado había sido ya lanzado y encontrado el blanco.

    Tras el ‘banderazo de salida’ de la Guardia Nacional el pasado domingo, otra vez elementos asignados a ésta, hicieron públicas imágenes de las unidades automotrices en las que se supone realizarán su trabajo, mismas que se encuentran en condiciones deplorables y vergonzosas. Son las camionetas de diversas corporaciones, entre ellas de la propia Policía Federal, pero en pésimas condiciones.

    Pero la gota que vino a derramar el vaso, fue el paro iniciado la madrugada de este miércoles, la revuelta durante la cual los policías paristas agredieron a Patricia Rosalinda Trujillo Mariel, coordinadora operativa de la Guardia Nacional y ex alto mando de la Policía Federal, a la que acusaron de traidora. Los policías amotinados no lograron su objetivo de hablar directamente con el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, aunque sí recibieron el ofrecimiento tanto de Rosalinda, como de Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de Seguridad, de establecer mesas de negociación para empezar a desfogar uno a uno los puntos establecidos en el pliego petitorio.

    Pero de manera simultánea al tendido de mano para sentarse a negociar y a platicar, vinieron opiniones procedentes primero del Presidente, quien dijo que detrás del movimiento había mano negra, y que quienes encabezaban el movimiento ni siquiera eran policías y no pertenecían a la corporación. Tanto López Obrador como el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, han insistido que la Policía Federal es una corporación corrupta y con nexos con los grupos de la delincuencia organizada.

    Hasta ahí, creo que le voy entendiendo, pero donde ya de plano no le entiendo ni maíz ni madres –como diría el brillantísimo Vicente Fox- es, por qué si la corporación –y por tanto quienes la integran- es corrupta, por qué si sus elementos están ligados –y movidos ahora- por gente de grupos de la delincuencia organizada, los quieren llevar a la naciente Guardia Nacional.

    Esa sería –me, y les pregunto- una buena forma de iniciar una corporación con la que se espera –y aspira a terminar con la violencia, y pacificar al país- ¿con elementos de una corporación corrupta y con policías a los que de antemano se les liga con gente de la delincuencia organizada? ¿No es eso otra cosa que proteger la corrupción? ¿No entiendo cómo a policías corruptos –como los califica la autoproclamada Cuarta Transformación- son invitados a transitar de manera voluntaria a la Guardia Nacional? ¿Cómo es que a policías corruptos –como asegura que son la autoproclamada Cuarta Transformación-, se les garantiza trabajo, sueldos, prestaciones y todo lo demás? La verdad no lo entiendo, que me lo expliquen, con palitos y bolitas, por favor.

    laotraplana@gmail.com

    @JulianParraIba

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