El peor Presidente

    Por Gerardo Hernández González

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    El periodista Jorge Ramos (Univisión) puso contra las cuerdas a Enrique Peña Nieto, en 2009, cuando el gobernador de Estado de México no supo decir de qué murió su esposa, Mónica Pretelini, el 11 de enero de 2007. “Parecía que era… se me fue el nombre de la… el nombre de la enfermedad puntual”. “Epilepsia”, le ayudó Ramos. “Epilepsia”, asintió Peña. “(Bueno) no era epilepsia puramente… pero sí algo parecido a la epilepsia”.

    El político titubea, tiene lapsus y sonríe nervioso según se aprecia en el video disponible en YouTube con 1.1 millón de visualizaciones. (En 2008, Peña ya era pareja de la actriz de Televisa Angélica Rivera (ADNpolítico, 09-02-19) con quien contrajo nupcias el 27 de noviembre de 2010 y de la cual ya se divorció).

    En una segunda entrevista con Ramos (febrero de 2011, antes de ser postulado para la Presidencia), Peña buscaba poner punto final a un tema potencialmente tóxico para sus aspiraciones, pero volvió a fallar: «A ver, es absurdo pensar (…) que no sepa de qué murió mi esposa. Fue un lapsus por no poderte decir qué era, que mi esposa sufrió en aquel entonces ataques de epilepsia que habían derivado justamente en eso, en alguna insuficiencia cardíaca”.

    El gobernador negó haber tenido participación en el caso. Esa y otras versiones, como la del suicidio, las atribuyó a su posición política y a “contrarios a uno” que las dejaron sonar.

    El asunto generó, desde el primer momento, un alud de rumores. Dos días después del fallecimiento, Proceso ofreció una hipótesis en un texto de la Redacción titulado Todo Huele Raro…: “La muerte de Mónica Pretelini, esposa del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, fue por lo menos inesperada y extraña: no aparentaba sufrir ninguna enfermedad grave, las causas que oficialmente provocaron el deceso no acaban de convencer a médicos prestigiados. Pero más rara aún fue la forma en la que personajes e instituciones “todo México”, podría decirse, se volcaron en condolencias. El número de esquelas estableció un récord. Superó, por mucho, a las publicadas, por ejemplo, con motivo de la muerte de personajes como Carlos Hank González y Juan Sánchez Navarro (…).

    “Tras la declarada muerte cerebral de la paciente, de inmediato empezaron a circular versiones que sembraron sospechas y dudas sobre la causa de su repentino fallecimiento. Paradójicamente, la muerte de su pareja provocó que Peña saltara a la palestra política con mayor fuerza que antes.

    Si bien es cierto que en 2005 dejó de ser un político de limitados alcances locales, el repunte de su fama se debe, en buena medida, a su alianza con Televisa, que desde hace dos años maneja no solo su imagen, sino gran parte de su futuro político con miras a las elecciones presidenciales de 2012”.

    Peña no volvió a conceder una entrevista a Ramos. En su columna del 19 de noviembre de 2018 en Reforma (“Peña Nieto: el peor presidente”), el premio Gabriel García Márquez 2017 cita un número preliminar de homicidios dolosos en el gobierno del priista (122 mil 889 https://bit.ly/2LGFnty). “… fue un presidente solo de nombre. (…) confundido, creía que las malas noticias eran una cuestión de imagen y gastó millones en publicidad. Nunca entendió que mil anuncios de televisión no podían evitar una sola muerte.

    Ni borrar la agonía de las familias. Los que votaron por Peña, o le ayudaron tramposamente a llegar al poder, son cómplices de haber empujado a la Presidencia a uno de los políticos más incompetentes que haya tenido el país”.

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