Verona, la ciudad de los enamorados

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En una lengua de tierra diseñada por las riberas del río Adige surge Verona, una espléndida ciudad inscrita en la World Heritage List de la UNESCO.

Dos mil años de historia encerrados en poco más de 200 km cuadrados, ésta es, en síntesis, Verona, un lugar en el que se integran armoniosamente elementos artísticos de altísima calidad pertenecientes a distintos períodos históricos.

Fundada en el siglo I a.C., gracias a su ubicación geográfica, en época romana fue un centro urbano del que aún hoy se conservan huellas importantes como la Arena o el Teatro Romano, el Arco dei Gavi o la Puerta Borsari, hasta llegar a la zona arqueológica de la Puerta de los Leones.

Invadida y ocupada durante un largo período por los bárbaros, la ciudad vivió su período de máximo esplendor bajo la familia Scala (siglos XIII-XIV). Existe también la Verona de la época de las ciudades-estado, la Verona de la dominación francesa y la de la dominación austríaca, además, naturalmente, de la italiana de la Unificación.

Numerosas son las caras de esta ciudad, cuya historia es un poco la historia de Italia como demuestran las obras de época romana, las calles medievales y los palacios renacentistas.

Foco del comercio es la Plaza delle Erbe (Plaza de las Hierbas) que surge en el lugar en el que los romanos fundaron el Foro. Esta plaza representa la síntesis de varios momentos históricos, como testimonian sus palacios del siglo XIV, como la Casa de los Mercantes, las fachadas decoradas de las Casas Mazzanti y la fuente de Madonna Verona con la estatua central de época romana.

Al período romano se remonta también el monumento símbolo de la ciudad, la  Arena (siglo I d.C.), construida para acoger los combates entre gladiadores; después de un período de abandono volvió a albergar espectáculos teatrales y, desde 1913, con la primera edición de Aida, se confirmó mundialmente como escenario de la música lírica.

El antiguo Teatro Romano, en cambio, está en el otro lado del río Adige, edificado en la falda de una colina; romana es también la puerta Borsari, antiguo acceso a la ciudad.

La Verona románica es la del imponente “duomo” y la de la cattedral de San Zenón, mientras que Castelvecchio, asomado a la riva del río Adigio es el símbolo del poder medieval de la familia Scala, a la que se debe también la construcción del compacto puente almenado, el Puente Scaligero. Edificado a mediados del siglo XIV, Castelvecchio era la morada de Cangrande della Scala y hoy es sede del cívico museo de arte.

En Verona los palacios cuentan historias de riqueza y de poder.

En la Plaza de los Señores, dominada por la Torre de los Lamberti, despunta el pórtico de la Logia del Consejo, donde tenía lugar la vida política en el siglo XVI, mientras que el Palacio Cansignorio y el Palacio del Ayuntamiento (o de la Razón) eran sedes del poder militar, del judicial y administrativo.

No lejos de aquí, las Arche Scaligere, en la plaza del mismo nombre, se encuentra entre los rincones más sugestivos de la ciudad con las monumentales tumbas de la familia de los señores de Verona.

Espectaculares son también las iglesias de la ciudad. Entre las más importantes se encuentran la gótica de Santa Anasatasia, San Fermo el Mayor, formada por dos edificios superpuestos y la renacentista de San Jorge en Braida.

No se puede concluir sin mencionar la Verona de Shakespeare, la ciudad de los enamorados es un mito en todo el mundo gracias a los lugares en los que se revive la eterna historia de los dos desafortunados amantes por excelencia: Romeo y Julieta. Una historia escrita por el vicentino Luigi da Porto en el siglo XVI y que circuló por toda Europa hasta que llegó a Inglaterra donde Shakespeare la transformó en una obra inmortal convirtiendo Verona en uno de los lugares más amados y visitados del mundo.

Con información de Descubre Italia

 

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