¿Recordar es volver a vivir?

    Por Marcos Durán Flores

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    ¿A dónde se van los recuerdos perdidos? La ciencia ha sostenido que los recuerdos no desaparecen, sino que con el tiempo se volvieron débiles y dejados de lado por nuevos. Algunos estudios han demostrado que el cerebro, a través de los recuerdos, no siempre muestra un fiel reflejo de lo que en realidad nos ocurrió en el pasado.

    Fue por eso que científicos de las universidades de Birmingham y Cambridge realizaron una investigación en donde se logró aislar ese mecanismo automático del olvido en nuestro cerebro, que facilita lo que nos conviene recordar o no; demostrando que la evocación repetida de un recuerdo nos hace olvidar otros detalles.

    En términos simples, cuanto más intentamos recordar, más difícil resulta hacerlo. Olvidamos lo que queremos recordar y recordamos lo que queremos olvidar. El recuerdo de algo concreto provoca el olvido de un recuerdo similar pero perturbador, pues el cerebro reprime activamente los recuerdos que compiten. Los resultados fueron publicados en la revista científica Nature Neuroscience en donde explican que los recuerdos son un camino de doble sentido y existen mecanismos de inhibición que los reprimen y que provocan interrupciones cuando alguien quiere recordar algo concreto y que poco a poco esa represión provoca que se borre. Pero también hay fuertes indicios que aseguran lo que parece un contrasentido: Recordar puede provocar olvido.

    Esto impulsó al equipo de investigadores, a escanear el cerebro de los participantes en el estudio con una técnica que permite representar gráficamente zonas activas del cerebro, con lo que prácticamente puede observarse cómo funciona. Estos tenían que fijar palabras clave unidas a dos imágenes distintas, por ejemplo, la palabra arena en relación con una imagen de Marilyn Monroe y con otra de un sombrero. En un primer experimento, los participantes debían recordar la primera imagen que habían aprendido en relación con la palabra, mientras que la segunda imagen se consideraba como factor perturbador.

    Después debían señalar si habían recordado una cara o un objeto. Los investigadores buscaban determinar si los participantes habían recordado la imagen correcta, lo que sucedió en el 74 por ciento de las pruebas. En los casos en los que cometieron un error, recordaron más a menudo la segunda imagen que una tercera. Pero con el transcurso de los intentos, eso ocurría cada vez menos, lo que indica que hay un mecanismo de inhibición que reprimía el recuerdo perturbador.

    Finalmente, los investigadores mostraron que hay una relación entre la actividad en la corteza prefrontal del cerebro y la supresión de recuerdos: Cuanto mayor es esa actividad, más fuerte es el olvido. La investigación muestra que la gente contribuye a lo que recuerda de su vida y que la idea de que el acto de recordar influye en el olvido es sorprendente. Normalmente, se considera negativo el olvido, pero también puede ser de mucha ayuda cuando alguien intenta olvida algo doloroso. Hace 100 años, el arqueólogo de la mente, Sigmund Freud, confirmó esta teoría cuando dijo que Recordar es el mejor modo de olvidar. Al gran Gabo se le atribuye también la frase: “Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidarse es difícil para quien tiene corazón”

    La investigación vuelve evidente que la mente es capaz de deformar y moldear continuamente los recuerdos. Lo hacemos porque algunos duelen y deseamos creer que lo ocurrido jamás ocurrió. Pero en esto existe algo indiscutible, que significa que para bien o para mal, nuestros recuerdos y la percepción del pasado han creado nuestra personalidad actual.

    El pasado, es eso a lo que hacía referencia el Premio Nobel de literatura, el escritor inglés Harold Pinter como ‘’Lo que recuerdas, lo que imaginas recordar, lo que te convences en recordar, o lo que pretendes recordar ‘’.

    Es la fuerza que impulsa a muchos a seguir adelante; mientras que, para otros, la memoria solo funciona hacia atrás, por lo que sería probable que, sin un pasado doloroso, los seres humanos actuaríamos mejor con nuestros semejantes. Creo que llegó el momento de modificar una famosa frase “Recordar es volver a vivir”, que hoy parece obsoleta.

    @marcosduranf

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