Las bodas de la semejanza

    Por Marcos Durán Flores

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    En el museo de arte de la ciudad de Kiev en Ucrania, existe un cuadro que data del Siglo VII que muestra a a dos personas que se unen en matrimonio. En medio de ellos, se observa la figura de Jesús en actitud de lo que los antiguos romanos llamaban como “pronobus”, el padrino de la boda. Los novios eran dos hombres, San Sergio y San Baco, soldados romanos convertidos en mártires por entregar su vida a la causa del cristianismo. De ambos se cree fueron homosexuales, unidos bajo un antiguo rito conocido como “adelphopoiesis”, palabra griega que significa creación de hermanos.

    En el libro “Las Bodas de la Semejanza”, el matrimonio entre personas del mismo sexo en la Europa premoderna, John Boswell profesor de historia en la Universidad de Yale, revela una investigación que parecería increíble pero que está asentada en documentos encontrados en los propios archivos vaticanos: La Iglesia llegó a celebrar en algunas ocasiones, ceremonias litúrgicas entre personas del mismo sexo.

     

    En el pasado, y antes de la influencia cristiana, culturas como la mesopotámica, la griega, los indios americanos y los pueblos germánicos y escandinavos, aceptaban la homosexualidad como expresión válida de la diversidad humana. No existía aun la persecución feroz y el odio que por siglos han sufrido y llevado como estigma.

    Pero siglos después y al imponerse el cristianismo, llegó la tortuosidad de la “Summa Theologiae” de Tomás de Aquino, loza que declaró al homosexualismo como algo contra natura. Se proscribió la libre sexualidad y cualquiera que fuera no procreativa fue considerada como anormal y abominable. Con el tiempo, las creencias religiosas se convirtieron en leyes civiles.

    Eso recien lo confirmó la iglesia católica cuando hace unos días, cuandodecretó que no pueden bendecir las parejas homosexuales porque Dios “no puede bendecir el pecado”. La Congregación para la Doctrina de la Fe, respondió formalmente a una pregunta sobre si los religiosos católicos podían bendecir las uniones entre personas del mismo sexo y la respuesta fue una explicación de dos páginas publicada en siete idiomas y autorizada por el papa Francisco, fue “negativa”.

    El decreto distinguía entre la aceptación en la Iglesia y las bendiciones a los homosexuales, que mantuvo, y las bendiciones a sus uniones, que rechazó. El comunicado agregó que Dios“no bendice ni puede bendecir el pecado: Bendice al hombre pecador, para que pueda reconocer que forma parte de su plan de amor y permita ser transformado por Él”. En resumen, ellos hablan por dios.

    Se trata de una declaración, en donde no podemos encontrar algún argumento válido de carácter científico, ni siquiera teológico.

    En el mundo, sociedades progresistas como Noruega, Finlandia, Dinamarca, Alemania y Canadá y 28 países más, han aprobado el matrimonio igualitario y todos tienen un común denominador: Son naciones que comparten un pasado con fuertes raíces cristianas. Aquí mismo en México, varias entidades como Coahuila y la Ciudad de México han aprobado legalmente estas uniones con la base del reconocimiento al principio de universalidad de los derechos humanos, al derecho a la igualdad ante la ley de todas las personas y a la prohibición de discriminar por cualquier causa o condición incluida la orientación sexual y la identidad de género.

    La ciencia ha probado que, en el reino animal, existen numerosos ejemplos de actos homosexuales en mamíferos, hecho documentado por Premios Nobel como Konrad Lorenz. Además, la ciencia del comportamiento, ha echado abajo cualquier creencia y demostrado con hechos, que los matrimonios entre personas del mismo sexo son más estables y duraderos que los heterosexuales y a la hora de adoptar, no violan a sus hijos o los convierten en “inadaptados sociales”.

    John Boswell escribió que, en algún momento del siglo XIII, empezó a cambiar la opinión respecto a la homosexualidad y al matrimonio igualitario. El propio Tomás de Aquino dijo que “Debido a la diversidad de la condición humana, sucede que algunos actos son virtuosos para algunas personas, mientras que inapropiados e inmorales para otras”. Las leyes del hombre y la ciencia, ya se han expresado al respecto. Lo demás es intolerancia, dogma y prejuicio.

    @marcosduranf

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