En un texto titulado «Las mujeres y el movimiento apartidista» («Espacio 4»,
662) la activista lagunera Patricia Vargas Bryan, de Participación Ciudadana
(PC29), critica al presidente Andrés Manuel López Obrador por haberse
amurallado en Palacio Nacional el Día Internacional de la Mujer, en vez de
instalar una mesa de diálogo con los colectivos femeninos.
«Cuando nos referimos a participación política, frecuentemente la
relacionamos solo con la dinámica partidista y las luchas por el poder
gubernamental. Sin embargo, vale la pena señalar nuevamente que “la
política” es un concepto mucho más amplio de participación, y que engloba a
todas las actividades orientadas a la toma de decisiones que afectan a un
grupo en la sociedad. En ese sentido, entonces, no sólo se hace política desde
los gobiernos, y definitivamente tampoco se reduce a una opción laboral. Las
organizaciones de la sociedad civil también hacemos política, los
movimientos sociales también construyen política, las empresas privadas
también delimitan políticas institucionales, etc.
»Las mujeres llevamos décadas luchando en este país por el reconocimiento
de nuestros derechos políticos, como el de votar y ser votadas, el de
organizarnos y ser escuchadas, en contra de un sistema históricamente
controlado por varones y partidos diseñados para aprovechar la capacidad
organizativa de las mujeres en las bases, pero limitar sistemáticamente el
acceso de ellas a puestos de toma de decisión al interior y en la conformación
de gobiernos.
»En México no existe un marco normativo que regule la violencia política
contra las mujeres; sin embargo, diversas instituciones en materia electoral y
de atención a víctimas, se reunieron para trabajar desde el 2015 un Protocolo
para la Atención de la Violencia Política contra las Mujeres en razón de
Género. Otros mecanismos legales y triunfos en esta lucha por nuestros
derechos han dado cuenta de avances significativos, por ejemplo, desde las
reformas constitucionales de paridad.
»Desde luego, el cambio de paradigma legal no implica cambios en la cultura
de la sociedad inmediatamente. Paralelo a la lucha en los congresos locales y
el federal, avanza también el movimiento de las mujeres feministas, que se
manifiestan de maneras muy diversas cada 8 de marzo y trabajan desde sus
espacios para erradicar las violencias que lastiman a nuestras comunidades
de manera profunda, como los abusos sexuales, el acoso, las desapariciones y
el feminicidio. (…)
»Las manifestaciones del 8M se han intensificado en los últimos años, en
gran medida porque precisamente ese trabajo ha recorrido cada vez más
espacios y hemos logrado visibilizar el impacto del machismo en nuestra vida
diaria. Las expresiones de hartazgo ante la indiferencia de las autoridades, los
ministerios públicos, las provocaciones al movimiento desde los puestos
gubernamentales, etc. se han tornado también más visibles por las pintas a
monumentos y edificios históricos, las marchas multitudinarias en las que
también caminan grupos de choque y se han generado intensos debates
sobre las formas “correctas” de exigir derechos.
»Independientemente de la opinión personal que tengamos sobre este
movimiento y sus expresiones, los gobiernos sí tienen una obligación
intrínseca de escuchar y atender las demandas del pueblo. Y en las formas en
que han reaccionado los actores más mediáticos al movimiento feminista
podemos también conocer sus formas de percibir la realidad del país, estados
y municipios, y por lo tanto, su interés por resolver estas problemáticas. (…)
»Las mujeres que participamos en PC29 hemos encontrado nuestra voz y,
como dicen las jóvenes ahora, no estamos dispuestas a regalar nuestro
silencio nunca más, para seguir permitiendo actos de corrupción en nuestros
municipios y estados. Todas, desde nuestras trincheras, hemos construido
una asociación donde nos reúne el objetivo de construir ciudadanía,
independientemente de nuestras preferencias electorales».
(Texto completo en
espacio4.mx
)
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