Ídolos de masas

    Los pueblos no tienen los gobiernos que merecen, sino los gobiernos que más se le parecen .André Malraux

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    La elección, en 2018, de un futbolista marrullero como Cuauhtémoc Blanco para
    «gobernar» uno de los estados más conflictivos del país (Morelos) da una idea no
    solo de la salud de la democracia en nuestro país, sino también de la calidad de
    quienes votaron en masa por un bufón. El caso confirma el aforismo de Malraux,
    autor de La condición humana y secretario de Estado y de Cultura en el gobierno
    de uno de los estadistas más grandes de la historia: Charles De Gaulle, líder de la
    resistencia francesa contra Hitler.
    Los paisanos de Emiliano Zapata (el Caudillo del Sur dijo a Francisco Villa sobre la
    silla presidencial: «Está embrujada y quien se sienta pierde la razón y el sentido») ya
    habían probado con todos los partidos. Setenta y un años con el PRI, dos sexenios
    con el PAN y uno con el PRD. Y no se piense que Blanco, postulado por el Partido
    Encuentro Social (PES, satélite de Morena), ganó, en términos futboleros, por «la
    mínima diferencia», sino por goliza. No de balde es el tercer anotador histórico de
    la Selección Nacional con 38 tantos.
    Las encuestas siempre dieron por favorito al exáguila, con márgenes
    inexplicablemente amplios, a pesar de su desastrosa gestión como alcalde de
    Cuernavaca. Blanco venció con el 52.6% de los votos a tres políticos profesionales:
    Víctor Caballero (PAN) obtuvo el 14%; Rodrigo Gayosso (PRD, entonces en el
    poder), el 11.6; y Jorge Meade (PRI), el 6. Montado sobre los hombros de Andrés
    Manuel López Obrador, cualquiera habría arrasado.
    La coalición de AMLO —Juntos haremos historia— apoyó al exfutbolista, pero en
    Morelos fue más amplia, pues el mercenario Partido Verde Ecologista se sumó a
    Morena, PT y PES. En la misma jornada, Morena ganó las gubernaturas de Ciudad
    de México, Chiapas, Tabasco y Veracruz; y en 2019, las de Baja California y Puebla
    para totalizar siete. Este año habrá cambio de poderes en 15 estados, la mayoría
    gobernados por el PRI. El partido del presidente se hará al menos con la mitad.
    Como la mayoría de los gobernadores, Cuauhtémoc Blanco es un fiasco. Morelos
    está a la deriva y el vacío de poder agrava los problemas. Para las elecciones del 6
    de junio, Encuentro Social fichó a los exfutbolistas Adolfo «el Bofo» Bautista y
    Francisco Javier «el Abuelo» Cruz, quienes podrían ser diputados. Para competir
    por las alcaldías de Acapulco y Querétaro, el Verde mandó a la cancha electoral a
    Jorge Campos y Adolfo Ríos, respectivamente. El PAN se decantó por el clavadista
    Rommel Pacheco —oro y plata en los Panamericanos de Toronto y Río de Janeiro
    —, aspirante a legislador por Yucatán.
    Humberto Moreira bailaba cumbias en estadios y ceremonias oficiales y se ponía
    máscara de luchador mientras hipotecaba a Coahuila. Lupita Jones (Miss Universo
    1991) y Manuel Negrete (máximo goleador de los Pumas) respetarían más la
    investidura si ganan las gubernaturas de Baja California y Guerrero. La primera es
    candidata de la coalición PAN-PRI-PRD; y el segundo, de Fuerza México.
    Sobre las aspiraciones políticas de figuras del espectáculo, el presidente López
    Obrador fijó postura: «De acuerdo a la Constitución, tenemos el derecho de votar y
    ser votados. No descalifiquemos a priori. Dejemos que el escrutinio, que la
    decisión quede en manos del pueblo; no estemos pensando que el pueblo es
    menor de edad, que necesita tutela».
    Ubicados en el fondo de la tabla de confianza en las instituciones (Mitofsky),
    con 5.3 puntos, los partidos necesitan votos… y la política, espectáculo, el cual,
    muchas veces, es más serio, responsable y auténtico. Los ídolos del pueblo no
    están en los gobiernos ni en los congresos, sino en las canchas y en los
    escenarios, donde no hacen daño; peor sería tenerlos en los carteles de la
    droga.
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