Los pecados de Evo

    Por Gerardo Hernández González

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    La discriminación desaparecerá con el hombre. Al darle mayor visibilidad y colocarla en el centro de su agenda populista, Donald Trump desató al monstruo y lo hizo aún más excecrable. El expresidente de Bolivia Evo Morales dice que su pecado “es ser indígena”.

    El fenómeno es omnipresente y se ha mostrado en la política, el deporte, las artes y en toda interacción social.

    Hasta hace relativamente poco la publicidad empezó a tomar en cuenta la diversidad de colores y razas, pero los prejuicios siguen vivos. Países de sangre indígena y mestiza, como el nuestro, cojean del mismo pie.

    Para Yásnaya Elena Aguilar, escritora y activista de los derechos lingüísticos, “los pueblos indígenas no somos la raíz de México, sino su negación constante. Esto de ser las raíces de México es despotilizarnos, usarnos para justificar algo en lo que nunca participamos, es decir, crear el Estado. Por eso somos una negación” (El País, 09-09.19). En Bolivia, un descendiente de aimaras alteró esa lógica, pero cometió otro pecado: se volvió adicto al poder.

    Morales ganó la presidencia en 2005 al conservador Jorge Quiroga con el 53.7% de los votos, y su partido Movimiento al Socialismo (MAS) alcanzó la mayoría en el Congreso. En los comicios del pasado 20 de octubre, Morales derrotó a Carlos D. Mesa, del Frente Revolucionario de Izquierda, quien ya había ocupado, en un proceso fraudulento. MAS obtuvo más diputados, pero su mayoría es ahora precaria; empero, ganó el Senado.

    Entre 2002 y 2005, Bolivia tuvo tres presidentes. Gonzalo Sánchez y Carlos D. Mesa renunciaron por las protestas derivadas de la crisis económica y las políticas neoliberales. El periodo lo concluyó Eduardo Rodríguez. En 14 años de Gobierno, Evo Morales estabilizó el país, hizo crecer la economía y redujo la pobreza y la desigualdad. Su tercer pecado consistió en tratar de perpetuarse en el poder.

    Sobre si hubo o no golpe de Estado contra Morales, El País (12.11.12) consultó a cuatro expertos. Resumo sus respuestas.

    “Un golpe de Estado es la interrupción inconstitucional de un jefe de Gobierno por parte de otro agente estatal”. El caso de Bolivia, “los tres elementos están presentes… las Fuerzas Armadas fueron las que definieron el desenlace”. (Andrés Malamud, investigador principal del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa).

    “No fue golpe. Desde el día 20 de octubre, el pueblo boliviano quedó inmerso en la incertidumbre debido al curso tomado por el proceso electoral. Gran parte de esa incertidumbre es atribuible a la sistemática acción del Gobierno por controlar la instituciones (…)”. (Cecilia Salazar, directora del posgrado en Ciencias del Desarrollo de la Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia).

    “Es un “golpe de Estado” en proceso. No fue judicial ni constitucional, sino resultado de una movilización social y una acción opositora conspirativa que fue minando al Gobierno de MAS. (…) el cabecilla de la protesta anunció la instalacion de un ‘Gobierno transitorio’. (…) ¿Quién dijo que no es un golpe?” (Fernando Mayorga, director del Centro de Estudios Superiores, Universidad Mayor de San Simón, Bolivia).

    “La crisis política venía incubándose desde que Evo Morales optó por una cuarta elección, contradiciendo la Constitución… Lo hizo desobedeciendo los resultados del referendo de 2016, cuando el pueblo soberano rechazó modificar la Constitución”. (Margarita López Maya, doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Central de Venezuela).

    Morales lleva ganada la partida, pero debe retirarse con dignidad.

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