AMLO y los Moreira

    Por Gerardo Hernández González

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    El moreirato acaba de recibir dos noticias, una mala y una peor. La mala es la inminente extradición de su marioneta Jorge Torres López a Estados Unidos, donde se le acusa de lavado de dinero y fraude bancario, convencido de que cualquier nuevo recurso para evitarla sería inútil. ¿Para qué prolongar entonces la agonía? La peor es la investigación «Megadeuda en Coahuila: justicia simulada» de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), tan acuciosa y detallada como «La Estafa Maestra. Graduados para desaparecer dinero público», por la cual se encuentra presa la exsecretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Rosario Robles.

    El 1 de febrero de 2017, en el marco del foro «La sociedad civil frente a la corrupción», organizado por la División de Estudios Sociales, la Asociación de Egresados y el Consejo de Presidentes de Sociedades de Alumnos de la Universidad Iberoamericana, el presidente de MMCI, Claudio X. González Guajardo dijo que, de existir en México un «salón de la infamia», sus ocupantes serían el presidente de la república (en ese momento lo era Peña Nieto), y los gobernadores Javier Duarte (Veracruz), César Duarte (Chihuahua), Manuel Velasco (Chiapas, promotor de «tremenda» corrupción), Guillermo Padrés (Sonora, a quien llamó «terrible») y Gabino Cué (Oaxaca).

    La lista de políticos remata con los hermanos Humberto y Rubén Moreira (Coahuila) y Jesús Murillo (procurador del Peña Nieto, cuya «verdad histórica» sobre el caso Ayotzinapa resultó tan genuina como hoy es la lucha del presidente López Obrador contra la corrupción, según lo demuestra su defensa del clan). La iniciativa privada no podía faltar en la sala de la ignominia y por eso González incluyó a Juan Armando Hinojosa (Grupo Higa, el contratista preferido del peñismo, vendedor de la casa blanca a la exesposa del presidente), José Andrés de Oteyza y Pablo Wallentin (OHL, transnacional española a la cual Peña, como gobernador de Estado de México, concesionó el Circuito Exterior Mexiquense en un proceso plagado de irregularidades).

    Si la pandilla supone que tener a AMLO de su lado y desacreditar a MCCI, como lo hizo ayer el presidente, la exime de juicios aún no celebrados, se equivoca, por varias razones. 1) AMLO suele engañar con la verdad y contradecirse a sí mismo; 2) las investigaciones de MCCI han anticipado la caída de intocables (Rosario Robles y Carlos Lomelí, exsuperdelegado en Jalisco, por la red de empresas farmacéuticas proveedoras del gobierno), 3) lejos de ser satélite del poder o una asociación fantasma, como las empresas utilizadas por Rubén Moreira para esfumar y cambiar de bolsa 475 millones de pesos, MCCI tiene prestigio internacional. El año pasado obtuvo, junto con la publicación digital «Animal Político», el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en la categoría Mejor Historia o Investigación Periodística, por La Estafa Maestra; y 4) con Torres López en su poder, Estados Unidos estrechará aún más el cerco sobre el clan.

    AMLO comete un error grave al enfrentarse también a MCCI. La ONG es su principal aliada contra la corrupción y la impunidad, pero en vez de reconocerla así, recurre a la burla y al denuesto. Defender a los Moreira para atacar a Calderón es igualmente infame. La cloaca de la deuda la destapó Ernesto Cordero en 2011, cuando era secretario de Hacienda. Fue Peña Nieto quien rescató a Humberto de la prisión de Soto del Real y concedió a Rubén patente curso. Homero Ramos Gloria, el procurador del moreirato, dio carpetazo a las denuncias por la megadueda. ¿Qué espera para renunciar como magistrado?

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