Cornadas políticas

    Por Gerardo Hernández González

    0
    549

    Al senador Armando Guadiana se le puede aplicar el test del pato, adaptado al caso: «Si parece candidato, anda como candidato y habla como candidato, entonces probablemente sea un candidato». Guadiana apostó por Andrés Manuel López Obrador, y ganó. Renunciar al PRI frente al ahora Presidente, en 2012, cuando los Moreira iniciaban su segundo mandato, reabrió las puertas de la política a este «próspero empresario coahuilense» (Wikipedia). En 2017 compitió por la gubernatura y hoy, desde el Senado, organiza su segunda campaña; ahora para suceder a Miguel Riquelme.

    El pretexto para placearse es el mismo utilizado por anteriores aspirantes al Gobierno (Hilda Flores, Jericó Abramo, Guillermo Anaya, Luis Fernando Salazar): presentar su informe legislativo. Con ese motivo recorre el estado, se reúne con empresarios, sociedad civil… y le come el mandado al PRI y al PAN. Guadiana parece contar aún con la simpatía del presidente López Obrador, pero carece de partido. Morena todavía es hoy un cuerpo amorfo. En el triunfo del hombre del sombrero Stetson concurrieron varios factores: su animadversión a los Moreira y la campaña previa para gobernador, pero el determinante fue haberse montado en la ola de López Obrador.

    El fundador de Morena captó en Coahuila 609 mil votos; José Antonio Meade, 358 mil y Ricardo Anaya, 307 mil. En la elección senatorial, la fórmula encabezada por Guadiana recibió 493 mil; la de Verónica Martínez, 442 mil y la de Guillermo Anaya, 391 mil. Con esos números, Guadiana tendría hoy asegurada la gubernatura, pero todavía faltan cuatro años para la sucesión. El legislador de Morena, de 73 años, no oculta sus aspiraciones, pero la edad, como él mismo lo admite, es determinante: «Si tengo el mismo vigor de hoy, volveré a ser candidato» (Espacio 4, 597).

    Guadiana pasó de los palcos reservados a los criadores de reses de lidia y de las vueltas al ruedo con los triunfadores de la tarde, a las embestidas de la política. Se le ha acusado de aprovechar su posición como presidente de la Comisión de Energía del Senado para vender carbón a la CFE -conflicto de interés-. Un tuit del 19 de marzo, acompañado por una fotografía, atizó el fuego: «En reunión con @ManuelBartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad, @ReyesFloresH, coordinador del Gobierno Federal en Coahuila y un servidor, se acordó la aprobación de los pedidos emergentes de carbón para las plantas Carbón I y II, ubicadas en Nava, Coahuila».

    Bartlett replicó al día siguiente en la misma red: «Ante las solicitudes de información luego del boletín que emitió la oficina del senador @aguadiana, les comunico que no sostuve ninguna reunión con el también presidente de la Comisión de Energía». Guadiana reconoció que la fotografía era de archivo y no correspondía al día de su publicación, pero que las pláticas para concertar la liberación de un pedido emergente por 360 mil toneladas de carbón, sí se realizaron.

    Guadiana, quien saltó a la palestra por denunciar la deuda de Coahuila y exigir castigo para los responsables del quebranto, se metió al «callejón de los trancazos» -frase de Humberto Moreira-. Expertos en guerra sucia, los hermanos disponen de recursos, medios de comunicación y plumas para golpear a un viejo enemigo e incidir en la sucesión de 2023. Así conservarían influencia, privilegios e impunidad «en el estado más priista de México».

    Comentarios de Facebook