La gira de AMLO

    Por Gerardo Hernández González

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    En su tercera visita a Coahuila en cinco meses de Gobierno, la más prolongada cubierta hasta hoy por presidente alguno, Andrés Manuel López Obrador palpó la situación política en uno de los cuatro estados donde no ha habido alternancia. El agotamiento del modelo ocasionó que la última elección para gobernador –ganada por el PRI por un margen de apenas 2.5%– se resolviera en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Reyes Flores Hurtado –ahora delegado de AMLO en la entidad– ayunó varios días frente al TEPJF para demandar la anulación de los comicios por irregularidades graves. El 6 de junio de 2017, dos días después de las votaciones, tuvo lugar en Saltillo la mayor marcha ciudadana por el supuesto fraude electoral y para repudiar a los hermanos Moreira. Participaron alrededor de 60 mil personas.

    Entre las elecciones para gobernador de 2011 y 2017, el PRI perdió casi un cuarto de millón de votos, además del control del Congreso, y aunque recuperó la alcaldía de Saltillo, perdió las de Torreón, Monclova y Acuña. En los comicios del año pasado, Morena ganó la presidencia de la república, las dos senadurías de mayoría relativa y cuatro de las siete diputaciones federales, además de Piedras Negras, Matamoros y Francisco I. Madero, donde jamás había habido alternancia. El PRI desapareció virtualmente en La Laguna: no tiene ninguna diputación y solo gobierna Viesca. En las regiones Carbonífera y Frontera, el partido en el poder pasó a ser una fuerza marginal.

    La gira del Presidente –del 3 al 5 de mayo– se desarrolló en un clima adverso al Gobernador y su partido. No solo por ser minoría en el Congreso, en el cual formalmente suman 10 diputados (de un total de 25), y en los municipios, donde solo controlan 18 de 38, sino por la herencia del gobierno de los hermanos Humberto y Rubén Moreira: deuda impagable a la cual se destinarán este año tres mil 431 millones de pesos por concepto de intereses, desvíos por cerca de 500 millones a empresas fantasma, masacres, desapariciones forzadas, fosas clandestinas y violaciones sistemáticas a los derechos humanos, documentadas por la Federación Internacional de Derechos Humanos ante la Corte Penal Internacional.

    El moreirato arruinó al estado y, frente a la falta de castigo por los desmanes del clan, el gobernador Miguel Riquelme paga las consecuencias. El servicio de la deuda, la cual ronda los 39 mil millones de pesos, le resta a Coahuila capacidad financiera. La inversión en infraestructura y servicios se ha reducido. El sistema de salud colapsó en el gobierno de los Moreira. Varios hospitales se entregaron a medias y el desabasto de medicamentos hizo crisis.

    Durante la presentación del Programa Integral de Desarrollo para La Laguna, el 28 de diciembre, en Torreón, el presidente López Obrador tomó el micrófono para interrumpir los abucheos contra el gobernador Miguel Riquelme: “Nada más les quiero pedir algo, les quiero pedir respeto a todos. ¿Va a haber respeto? Eso es todo. Urbanidad política. Ya se acabó la campaña. Ahora tenemos que reconciliarnos para sacar adelante a todo México. Nada de gritos ni de sombrerazos”. El 4 de mayo en Monclova, en medio de una rechifla, AMLO volvió a defender al mandatario estatal: “Uno de los gobernantes que más ha apoyado al Gobierno federal ha sido el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, por eso tiene todo nuestro apoyo y todo nuestro respeto”.

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