Chalecos amarillos

    Por Gerardo Hernández González

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    El descontento por el fracaso del neoliberalismo, como generador de riqueza, no sólo se expresa en América Latina, donde la corrupción y la pobreza aumentaron desde que la mano invisible del mercado debilitó tanto al Estado que acabó por anular su capacidad para atender demandas básicas y resolver el problema de la inseguridad. El malestar es también por los excesos de la clase gobernante. López Obrador entendió el mensaje y lo convirtió en eje de su campaña. En respuesta, la ciudadanía, cansada de los gobiernos neoliberales del PRI y del PAN, respaldó su proyecto social con más de 30 millones de votos.

    En Francia, el movimiento de los “chalecos amarillos” o “gasolina” puso en jaque al presidente Emmanuel Macron por las políticas neoliberales de su gobierno. Las manifestaciones violentas de principios de diciembre, en París y otras ciudades, ocurrieron mientras Macron participaba en la Cumbre del G-20 en Buenos Aires. La crisis la detonó el aumento, vía impuestos, de los precios de la gasolina y el diésel. (En México los gasolinazos fueron constantes en los gobiernos de Felipe Calderón y Peña Nieto.)

    La periodista María Laura Avignolo describió la situación: “El Arco del Triunfo tomado por asalto, la avenida de los Campos Elíseos, la avenida Foch, Kleber y Friedlan, la plaza de la Opera, la Vêndome, sus calles más elegantes, sus vehículos más sofisticados, los bancos, algunos de sus boutiques más lujosas, y muchos edificios, todos sufrieron incendios o eran atacados por vándalos o ‘casseurs’, en un día en que la cólera de una clase media disminuida se metaforseó, y fue confiscada en una insurrección inmanejable, violenta y sin diálogo” (Clarín, 01-12-18).

    Las protestas han provocado centenares de heridos y el arresto de más de medio millar de personas. Macron, de 41 años, es el Presidente más joven de Francia. En 2016 fundó En Marcha y en sólo un año desplazó a los partidos tradicionales: Unión por un Movimiento Popular (en 2015 tomó el nombre de Los Republicanos), Socialista y el ultraconservador Agrupación Nacional, cuya candidata Mari Le-Pen es la versión francesa de Trump. Macron ha perdido popularidad vertiginosamente por conceder privilegios a los más ricos y reducir beneficios a la mayoría. En los tres primeros meses de despachar en el Palacio del Elíseo, gastó 26 mil euros (unos 530 mil pesos) en maquillaje. Las manifestaciones forzaron al Gobierno a posponer el alza al diésel, pero se agregaron nuevas demandas: la derogación de las reformas laboral y educativa e incluso la renuncia del líder galo.

    Para el analista Isaac Bigio, los chalecos amarillos “Están pidiendo una mayor democratización de la sociedad francesa, la defensa de la ecología y cuestiones sociales muy importantes que están chocando con la agenda neoliberal de Macron” (HispanTV Noticias, 03-12-18). De acuerdo con una encuesta de Ipsos, el 67% de los franceses opina que la política fiscal del Gobierno de Macron agrava las desigualdades económicas; el 81% piensa que afecta más a los jubilados, el 76%, a las clases medias y el 59%, a los trabajadores en activo.

    En México, AMLO conoce el problema. “Lo digo con realismo y sin prejuicios ideológicos: la política económica neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país. Por ejemplo, la reforma energética, que nos dijeron que vendría a salvarnos, sólo ha significado la caída en la producción de petróleo y el aumento desmedido en los precios de la gasolina, el gas y la electricidad”, declaró en su mensaje inaugural. “Hoy no sólo inicia un nuevo gobierno, hoy comienza un cambio de régimen político”, advirtió.

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