La torre de Babel

    Por Gerardo Hernández González

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    México puede devenir en una dictadura con Andrés Manuel López Obrador. Para impedirlo, Acción Nacional necesita volver a ser una oposición crítica y responsable, respetar a su militancia, recuperar la confianza ciudadana, extirpar vicios y actuar sin ambages contra la corrupción, dice Manuel Gómez Morín (MGM), candidato a dirigir el partido más antiguo del país. El nieto del fundador del PAN afronta al aparato de Ricardo Anaya, al ultraconservador Yunque y a los gobernadores que pretenden detentar el control de la organización tres años
    más, a pesar de haber sido barridos por Morena en la pasada elección presidencial.
    Identificado con el expresidente Felipe Calderón, MGM equipara a Morena con la torre de Babel: si no se entiende, AMLO se debilitará; pero si llega a hablar el mismo idioma, empujará la agenda de su líder para cancelar la reforma educativa y replantear la energética, lo cual sería grave pues aumentaría su poder e impediría el avance del PAN y de otras fuerzas políticas.
    Para explicar el fenómeno AMLO, el exdiputado federal por el Estado de México remite al libro
    Cómo mueren las democracias, de Steven Levistky y Daniel Ziblatt, profesores de la Universidad de Harvard. El mismo sistema democrático abre hoy el paso a los nuevos dictadores, apunta. Reconoce que los partidos son corresponsables de esa situación. El PAN no puede dar hoy lo que le falta: democracia. “Nadie puede ofrecer lo que no tiene, nadie puede combatir la corrupción si internamente no la combate”.
    GMG observa dos escenarios con AMLO. Uno, donde Morena, como conglomerado de panistas, priistas, perredistas y morenistas, «sea una torre de Babel y al final del día todos acaben hablando un idioma diferente, cada uno por su lado, y que López Obrador salga muy debilitado». El otro es que haya una serie de incentivos perversos para que todos los que se subieron a la torre hablen el mismo idioma y empiecen a trabajar en torno a una agenda de López Obrador que incluye el echar para atrás la reforma educativa, replantear la reforma
    energética… «El primero me parece mejor —dice—, porque si logramos hacer bien la tarea lo más probable es que en tres años los partidos puedan recuperar posiciones. El otro sí es más grave, porque quiere decir que van a ir acumulando cada vez más poder y generando un ambiente en el que va a ser más difícil que partidos como el PAN vayan recuperando espacios de poder». —Sin embargo, México votó masivamente por el proyecto de AMLO aun con sus
    riesgos. —¿Votó masivamente por un proyecto político o fue el hartazgo que lo hizo votar
    ​por alguien por quien nunca había votado?
    Una cosa es que apruebes un proyecto porque te convence y sabes que ese es el camino que debe seguir el país, y otra es: «no, estos ya me quedaron mal y los otros ya probaron que no
    sirven, así que vámonos con este a ver si este si funciona».
    —De cualquier forma, el PRI y el PAN fueron descartados. La única opción era, como Trump en Estados Unidos, López Obrador. Brasil confirma esa tendencia. —Sí, es algo que se ve aquí en México también, pero no es el camino que se debe seguir. Que la gente tome una decisión, no por una cuestión razonada sino más bien de estado anímico; fue lo que puso en riesgo a Venezuela. Ha pasado en otros países, como Brasil. Hay un libro nuevo que se llama
    Cómo mueren las democracias , que te dice que las mismas democracias acaban haciendo su propia tumba porque es el mismo sistema democrático el que le da acceso a los nuevos
    dictadores de los tiempos modernos.
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