Caza de brujas

    Por Gerardo Hernández González

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    En la misma línea de Claudia Ruiz Massieu, Rodrigo Fuentes no identifica los motivos del fracaso electoral del PRI ni a los responsables del quebranto financiero del estado. Tampoco a los gobiernos asociados con Los Zetas que permitieron los asesinatos masivos en Allende y en la cárcel de Piedras Negras.
    No, la prioridad es otra: “expulsar a los traidores”; y la causa, sublime: “Nadie tiene derecho a manchar la imagen del partido; por ello, los funcionarios públicos y los gobiernos del PRI tienen que responderle a la confianza de nuestra gente.
    Quienes cometan equivocaciones serán llamados por la dirigencia a rendir cuentas, sin importar quien sea”, sentenció el lagunero luego de asumir la presidencia estatal del PRI.
    Desde el presídium lo escuchaban la líder del PRI, Ruiz Massieu, el gobernador
    Miguel Riquelme, un Moreira —Álvaro— y uno de sus emisarios —David Aguillón
    —. Para Humberto y Rubén no hubo ninguna mención.
    El moreirato se encuentra muy disminuido, pero no se irá por sí mismo; habrá que terminar de echarlo. Solo así Riquelme asumirá por completo el control político de un estado donde el PRI prácticamente fue borrado por Morena el 1 de julio. Esa es, justamente, la raíz del discurso y el deseo de Fuentes de ajustar cuentas con los “traidores”. Él, como líder interino del PRI, perdió la elección presidencial, la de senadores y cinco diputaciones federales de siete. En el proceso local, el PAN ganó las alcaldías de Torreón, Monclova, Acuña y San Pedro, entre otras, y Morena las de Piedras Negras, Matamoros, Francisco I. Madero y Parras, donde el cacicazgo de Evaristo Madero Marcos (primero panista y luego Verde) llegó a su fin.
    La debacle se prefiguró el año pasado, cuando el PRI estuvo a punto de perder la
    gubernatura con el PAN y no pudo conservar la mayoría en el Congreso. En el
    distrito XI de Torreón, la panista María Eugenia Cázares derrotó a Fuentes. José
    Luis Flores Méndez, María de Lourdes Quintero, Mario Cepeda Villarreal y Román
    Alberto Cepeda, los otros candidatos del PRI a diputados por La Laguna, también
    perdieron. El fracaso no es resultado de conjuras, sino de una tendencia nacional
    contra el PRI de la cual Coahuila no estuvo exento.
    Ruiz Massieu y Fuentes se aferran al nombre y a los colores del PRI por ser los de la bandera nacional, ¿por qué otra cosa? En lo demás, las cosas continúan igual, como si nada hubiera pasado: el mismo discurso, las mismas formas, la misma evasión de la realidad, los mismos rostros. El partido fundado por Plutarco Elías Calles en 1929 sigue sin dimensionar el tamaño de la derrota; tampoco ha entendido el mensaje de las urnas que dio a Morena la categoría de primera fuerza política nacional.
    Una encuesta de Mitofsky, levantada entre el 20 y el 22 de julio, arroja los siguientes resultados: para el 64.3% de los priistas, el partido perdedor fue el suyo; el 71.3% prefiere “buscar nuevos miembros con ideas frescas” en vez de “utilizar la experiencia de sus políticos”; y el 47.3% apoya el cambio de nombre y de imagen. El 43.6% prefiere conservar la misma marca.
    En su discurso del 6 de octubre en Saltillo, Ruiz Massieu deslizó una crítica cuyo destinatario podría ser el exsecretario de Organización del PRI, Rubén Moreira. “En años recientes, hay que decirlo, privilegiamos la técnica, nos olvidamos de la sensibilidad social, nos acercamos mucho a los consultores externos y nos alejamos de los militantes. Pasamos más tiempo en las oficinas que en las calles”.
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