De lenguas y embustes 

    Por Jesús R. Cedillo

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    La política vive de embustes. La política como se practica en todo el mundo, al día de hoy, está plagada de embusteros. ¿Hoy se miente o se engaña más que antes? Sin duda no, lo único es hoy que todo se magnifica merced a esa plaga llamada redes sociales las cuales contribuyen sí, a enrarecer aún más los tiempos difusos y pálidos (manejar con vidrios empañados) los cuales nos asisten. Nunca como hoy tenemos acceso a todo el conocimiento que se genera en cualquier parte del mundo y los cibernautas dicen, “en tiempo real”, y paradójicamente estamos hoy más lejos de eso llamado verdad.

    Con las nuevas tecnologías y formas de comunicación, también llegaron cosas y embrollos como la “post-truth” (post verdad), las “fake news” (noticias falsas) y las “alternative facts” (hechos alternativos). Esto y no otra cosa es lo que domina la escena actual y hoy más que nunca, ante el enorme desprestigio de los medios de comunicación (impresos, radio, televisión), es cuando más necesitamos y paradójicamente lo es, a estos buenos medios de comunicación, a sus buenos escritores y periodistas. El buen periodismo sigue siendo necesario para enseñarnos primero eso llamado hechos y luego, contextualizarlo, desplumarlo, analizarlo y llegar a la ansiada verdad. Lo ha dicho el escritor Javier Cercas y no un politólogo: “una sociedad que pierde vínculo con la verdad es una sociedad de esclavos.”

    Y esclavos (por convicción propia o de plano, por engaño) estamos siendo de dos Presidentes, uno en funciones en EEUU, Donald Trump y otro, quien aún no asume funciones, pero se mueve como tal y es su influencia apabullante, que se le creen las mentiras a ciegas. Lengua de trapo, Trump tiene lengua de trapo. Andrés Manuel López Obrador de México, va en su mismo camino. Ambos, respaldados por abundante votación en las urnas. Según un análisis de “The Washington Post”, el presidente norteamericano soltó un promedio de 16 mentiras diarias entre junio y julio de este año, sólo en esos dos meses. El blog “politiFact” aseguró que sólo el 20% de las declaraciones cotidianas de Trump, son ciertas, 69% son falsas. Cantidad sí, pero también calidad del engaño. Ya nadie recuerda que en la campaña, Donald Trump al hablarle al electorado norteamericano, decía que Barack Obama había nacido en Kenia (y se lo creían) y dijo que en ese entonces que ya había hablado telefónicamente con el Presidente de México, Enrique Peña Nieto. Mentiras podridas.

    Y lo anterior es ya lo que pasa con AMLO y parte, una buena parte de su equipo que aún no juran cargos y están entrampados en palabras de mentira y no de verdad. El álgido debate que aún no se sabe dónde va a terminar, para continuar o cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM, con una encuesta tan difusa como manipulada se deja ver), ha tenido en AMLO a su principal fuente inexacta de datos: en un mensaje en redes sociales, AMLO dijo que el NAIM va en un avance de 20%, luego dijo que no, iba en 35%… siendo que lo transparente y lo legal publicado cotidianamente por el mismo portal del aeropuerto, es que va en un avance de 31.5%. Y la cosa no es menor, debido a la ingente cantidad de recursos económicos en juego con semejante obra de carácter global. Y esto, el punto anterior es apenas uno de decenas que circulan de AMLO ya y a pasto.

    Mentirosos y embusteros lo somos muchos, pero en la escala de este tipo de gente con poder, una mentira mueve o hacer perder millones de dólares, amén de influir notablemente en la política y vida de todo un país. La verdad nos hace libres, dijo el Evangelista Juan en su momento. Lo contrario es lo que ahora pasa: la mentira nos está haciendo esclavos.

    Lea, prepárese señor lector y escoja su bando y territorio de guerra. El mundo, peor que nunca.

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