Más allá del 68 mexicano, “El año que transformó al mundo”

    Por Arturo Rodríguez García

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    Más allá del movimiento estudiantil mexicano, 1968 fue un año pleno de convulsiones políticas, cambios culturales, movimientos sociales y avances científicos que en muchos sentidos transformaron al mundo y moldearon el futuro.

    Bajo esa premisa, Cynthia Chávez, editora de Planeta, proyectó un libro que no tuviera que ver exclusivamente con la trágica tarde mexicana del 2 de octubre sino que expusiera los fenómenos de ciencia, cultura, música, cine, o bien, del feminismo, la vida política en otros países y los principales movimientos sociales.

    El proyecto se concretó bajo la curaduría de la historiadora María de los Ángeles Magdaleno Cárdenas, con las colaboraciones de Alonso Ruvalcaba, escritor y crítico cinematográfico; Eduardo Limón, periodista, escritor y locutor; Arturo Aguilar, crítico de arte, y Romina Pons, periodista musical. La propuesta iconográfica estuvo a cargo de Arturo Salmerón.

    La aportación de Salmerón es destacada, pues el libro tiene un amplio despliegue gráfico en acompañamiento de los 68 textos y de las muy numerosas pequeñas fichas que muestran la cotidianidad de la época. Dado que los consumos culturales de las generaciones recientes son esencialmente visuales, brevedad e imagen constituyen un binomio cuadrado perfecto.

    Si bien es cierto que la época es en sí una revolución que se extiende a través de una generación, el año 1968 fue abundante en acontecimientos de importancia que serían definitivos en la dinámica del futuro. Un ejemplo: fue el año en que se realizó un transplante de corazón a un hombre blanco cuyo donante fue un hombre de raza negra, en la Sudáfrica del Apartheid, hecho tan normal hoy pero que entonces escandalizó a un sector racista de la comunidad internacional.

    Este último fue un ejercicio médico, para entonces ya extendido a través del mundo donde subsistían prejuicios –quizás aun subsisten pero no en ese grado—raciales que por entonces empezaban a erradicarse a partir de movimientos y acciones que propugnaban por una elemental condición de igualdad: fue el año de mostrar el Black Power en los Juegos Olímpicos México 68, con la protesta de los deportistas afroamericanos en el medallero olímpico.

    Tan relevante el proceso de lucha por la igualdad que en abril de ese año asesinaron a Martin Luther King Jr, una muerte en cuyo apartado, Alonso Ruvalcaba, suelta la información con una dolorida irreverencia. Y es que otra de las características del trabajo, es la presentación lúdica de algunos hechos dramáticos, que se logran espléndidamente manteniendo el rigor.

    Ángeles Magdaleno me explicó poco antes de la publicación del libro que estaba dedicado a lectores jóvenes y por eso fue pensado con formatos ágiles y mucho contenido visual, pero no sacrificó la calidad ni el rigor, la bibliografía, ni el aparato crítico.

    Convulso el año, fue cuando mataron a Robert Kennedy; Mao Ze-Dong desapareció literalmente al presidente de la República Popular China, Liu Shao Quí; sucedió el primer asesinato reivindicado por la ETA; estalló una guerra civil en Guatemala; hubo un golpe de Estado en Perú, y en Brasil se impuso la dictadura de Arturo da Costa e Silva.

    Naturalmente, hay referentes que nos son conocidos: fue el año de la Primavera de Praga y el Mayo Rojo de París, y de numerosos movimientos estudiantiles y sociales por todo el mundo, aunque sus motivaciones eran distintas y en sus apartados correspondientes, es posible distinguirlos.

    “Los movimientos respondían a distintos intereses: el mayo francés era distinto al movimiento estudiantil mexicano e infinitamente distante de la Primavera de Praga, pues ahí estaban en contra del modelo socialista y aquí muchos abogaban por ese modelo. Entonces fueron movimientos diferentes, podían ser revolucionarios como en mi opinión era el caso de Praga, y otros sólo eran contestatarios como inicialmente fue el Mayo Francés que después fue revolucionario”, contrasta Ángeles Magdaleno.

    The Beatles produjo Yellow Submarine en 1968, un año de psicodelia, de LSD y de hippismo; fue cuando se realizó el primer concierto en un estadio, o los primeros tres conciertos en esas dimensiones protagonizados por tres míticas bandas de rock que, en el libro, fue documentado y expuesto por Romina Pons.

    Hubo cambios en la perspectiva y las costumbres sexuales con efectos en la cultura: el furor por la píldora anticonceptiva que motivó la segunda oleada feminista, por ejemplo.

    En días pasados, un joven me preguntaba por qué en el ámbito internacional el Movimiento Estudiantil de 1968 no tuvo la misma notoriedad de otros movimientos. La explicación tiene amplias consideraciones, pero en parte puede atribuirse a todo lo que pasaba en el mundo aquel año que en México suele limitarse a lo que ocurrió el 2 de octubre.

    Sobre “1968, el año que transformó al mundo”, Ángeles Magdaleno me dijo:

    “Pasaron 50 años y el relato histórico no está fuera de las cuestiones del poder. Es más, es parte de él. Esta es una forma de rechazar que un grupo imponga su visión única sobre lo sucedido y ser la única voz autorizada para informarnos sobre el 68.

    “Porque el 68 fue muchas cosas para mucha gente, no sólo en México sino en todo el mundo. La idea que subyace es esta propuesta muy fresca, hecha por gente muy joven y que considero que es un acierto de la editora Cynthia Chávez, haberlo concebido así, como un mosaico de transformaciones”.

    Y en efecto, como expone la propia editorial, 1968 fue un año en el que el mundo experimentó una convulsión de tal intensidad, que moldeó la realidad que hoy vivimos. 50 años después de la metamorfosis global, este libro presenta sus hitos.

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