La vida poco «maravillosa» de John Nash, esquizofrénico y Premio Nobel de Economía

El famoso matemático inmortalizado en la película de Ron Howard murió hace tres años junto con su mujer en un accidente de tráfico la noche en Nueva Jersey

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Escribía sin parar ecuaciones interminables de problemas irresolubles en pizarras de aulas sin alumnos. Buscaba en infinitas series de números las claves secretas que le permitieran desactivar la conspiración mundial que creía haber descubierto.

Pero todo estaba solo en su mente. En una mente que fue maravillosa cuando en su segundo año en la Universidad de Princeton, con 21 años, dio a luz una breve pero brillante tesis doctoral en la que ampliaba y mejoraba los postulados de una teoría elaborada por Von Neumann y Morgenstein, la «Teoría de juegos». Después, su luz se apagó.
«El equilibrio de Nash»

Nash había conseguido, aplicando la tesis de sus colegas a situaciones en las que se buscaba la ganancia de todos los participantes, en lugar de la ganancia de uno en detrimento de la pérdida del rival, una nueva teoría que tenía aplicaciones reales y muy útiles para la economía, las negociaciones y hasta la política. Había enunciado lo que se conoce como «El equilibrio de Nash», un escenario de decisiones en el que se alcanza un punto de estabilidad en el que ninguna de las partes obtiene beneficio si mueve sus posiciones y, por el contrario, las dos obtienen ganancias aceptables.

Sin embargo, ese brillante equilibrio sobre el papel era el que su mente comenzó a perder a finales de los años 50. Con 30 años, Nash era diagnosticado de esquizofrenia paranoica. Su mente se había ido a un lugar del que solo muy de vez en cuando regresaba.

De no haber sido por el apoyo incondicional de su mujer, Alicia, que permaneció a su lado apoyándole, y de un reducido grupo de amigos que pelearon por que Nash mantuviese un mínimo vínculo con la Universidad durante sus breves periodos de lucidez, habría acabado seguramente vagabundeando por las calles o poniendo fin a su vida.

Pero los milagros ocurren, y después de más de dos décadas saltando del delirio a la realidad, Nash comenzó a regresar y a resolver problemas reales con alumnos reales.

En 1994 recibió el premio Nobel de Economía y su vida fue plasmada primero en un libro por la periodista Sylvia Nasar y después en una fantástica película -«Una mente maravillosa»- dirigida por Ron Howard y protagonizada por Russell Crowe.

Hoy se cumplen tres años de esa noche en que a la edad de 86 años, moría en un accidente de tráfico en Nueva Jersey cuando el taxi en el que viajaba se estrellaba contra el guardarraíl. Su esposa Alicia, que viajaba con él, una vez más se negó a abandonarle. Los dos fallecieron, al salir despedidos del vehículo.

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