Lecturas para primavera: Erotismo… 2/2

    Por Jesús R. Cedillo

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    Los dos libros son buenos, son sendas antologías de buen erotismo. Se leen de una sentada o si se quiere y elige, en dosis nocturnas. Cada texto seleccionado se cumple en sí mismo. Son editadas por Porrúa, “Erotismo en Occidente. Sombras del deseo.” Y “Erotismo en Oriente. Sombras del placer”, anotadas y editadas por José Luis Trueba Lara. Valen mucho la pena. Insisto, zanjado el fuego fatuo de las incoloras e insípidas “Sombras de Grey”, estas antologías están bien seleccionadas y son material en ebullición que sirven perfectamente para iniciarse en el arte de la verdadera y buena literatura erótica o de plano, pornográfica.

    No puede existir una antología de texto eróticos en occidente sin el padre de eso llamado “sadismo”, el divino Marqués, Donatien Alfohonse Françoise de Sade. Pero también figuran  Alfred de Musset, Théophile Gautier, Leold Von Sacher-Masoch, Pierre Louys, Guillaume Apollinaire, Roger Martin Du Gard, Pauline Régae. Caray, esto si es erotismo o de plano, pornografía, buena pornografía. No los alambicados textos para sirvientas o señoras de clase media, lo vimos la columna pasada, como las deslavadas sombras del tal Grey. Varios textos en su momento los había leído, pero es agradecible de nueva cuenta su inclusión como el siempre escandaloso, “El manual de civismo” de Pierre Louys. Otros han sido un descubrimiento, como la “Confidencia africana” de Roger Martin Du Gard (1881-1958) texto que del cual di cuenta en la entrega pasada.

    El espacio aprieta y aún no entro de lleno a reseñar “Erotismo en Oriente.” Pero, no puedo dejar de lado en esta colaboración hablar de un libro el cual en su momento leí en la colección de erotismo de Editorial Premia, “Manual de Civismo”, libro del cual y dentro de tantos cambios de residencia en el país (Saltillo-Distrito Federal-Monterrey-Saltillo) se perdió en un baúl junto con otros libros y anotaciones hoy irrecuperables. Irrecuperables como la vida misma.

    El libro de Pierre Louys es una sátira, una deliciosa provocación a las buenas conciencias las cuales siempre han existido y seguirán existiendo. Los libros de “buenas maneras”, de comportamiento y “reglas de etiqueta” han existido por siempre, de aquí entonces que el escritor francés realizó su muy particular versión de clara provocación y de corte pornográfica. Algunas recomendaciones para las señoritas…

    ۞Ten todos los amantes que te apetezcan, pero no les cuentes a los jóvenes lo que haces con los viejos. Ni a la inversa.

    ۞En general lo mejor es que te coloques de rodillas encima de un sillón, te levantes las faldas y abras las nalgas con las dos manos, de esta manera presentarás los dos orificios para que el señor pueda escoger con toda libertad. Es la postura más adecuada.

    ۞No te rías de una jovencita porque es aún virgen. Hay desafortunadas que nunca han hecho que alguien tenga una erección.

    ۞Si tu amiga no sabe lamer bien el sitio en que te acaricia, sería de muy mal gusto mearte en toda la cara en un arrebato de ira.

    ۞Si sorprendes a la hija de la cocinera masturbándose con el rodillo de la pasta, no vayas con el cuento a tu señora madre. Cuando una chica está excitada toma lo primero que encuentra.

    ۞En el castillo en el que reciben tus padres no bebas el agua del bidé de las chicas para saber sus pensamientos.

    ۞Antes de meterte un consolador en el culo, no exijas que el instrumento esté bendecido por el arzobispo. Algunos prelados se negarían a hacerlo.

    Demasiado engañados los hombres por la engatusadora apariencia de las mujeres, la única manera de conocerlas, es “poseyéndolas”, recomienda el inconmensurable Marqués de Sade. Suplica en su fino texto transcrito por Trueba Lara, también, no creer en su corazón, sino hurgar en su cabeza. Todo mundo lo sabemos, lo dijo el dandy irlandés, el cual se entregó a todo lujo y tipo de placeres, el único Oscar Wilde, así lo dijo para la eternidad: la mejor manera de liberarse de la tentación… es caer en ella. El Marqués de Sade cayó en las tentaciones posibles; las que no eran tentaciones, los hizo deseos y tentaciones. Exploró a través de su literatura el fuego purificador del sexo y sólo así alcanzó un poco la paz del sepulcro. Un sepulcro que aún arde a través de su literatura…

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