Incontables páginas se han dedicado a la narrativa del famoso autor mexicano Juan Rulfo, pero el material que habla sobre su otra pasión, la fotografía, es realmente escaso. Acompáñanos a redescubrir el talento de este gran artista a través de sus imágenes.
Para los que no lo conocen, Rulfo es uno de los escritores latinoamericanos más importantes del siglo XX. La popularidad de este escritor se explica en buena medida por la recepción que alcanzó Pedro Páramo(1955), su primera y única novela, y una de las propuestas estéticas más interesantes de la literatura contemporánea.
Aquel relato transcurre en Comala, pueblo ficticio ambientado en la árida geografía del México rural. Este sitio alguna vez fue el hogar de Pedro Páramo, personaje que cumple de cabo a rabo con la descripción típica del caudillo latinoamericano –imagen que conocemos bien gracias a los aportes que la historiografía decimonónica nos ha dado–.
Pero cuando la historia empieza a andar Páramo lleva ya algunos años muerto. Es Juan Preciado, uno de los hijos no reconocidos del caudillo, el que abre entonces la novela con la famosa línea “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo…”.
Pronto Preciado descubre que el hombre al que ha venido a buscar ya no existe, pero la noticia de la muerte de su padre parece perder valor ante otra verdad todavía más amarga: todos los habitantes del poblado están muertos, incluso los pocos con los que el muchacho se ha cruzado para conversar.
Comala es un pueblo fantasma, animado solo por la pena de las almas que alguna vez vivieron en él. Con fiera destreza Rulfo dibuja aquí los rasgos de la idiosincrasia mexicana de su tiempo.
Temas como la muerte, el pavor a Dios (a su ira, pero también a su olvido), el abuso de las autoridades y el del caudillo, el hambre de los pobres y los estragos que las sequías provocan en las comarcas perdidas y sin acceso a servicios públicos le sirven para crear cuadros vívidos. Su compendio de relatos El llano en llamas (1955) da ávida fe de ello.
En la fotografía de Rulfo paisajes erosionados, muros de casas desgastadas por el soplo salvaje del viento, y unos rostros mellados por el cansancio de la brega nos revelan los secretos del alma mexicana. Las largas calles vacías que vemos en las fotos del autor nos recuerdan además a las calzadas de los pueblos fantasmagóricos de sus relatos.
El año pasado se cumplió el centenario del nacimiento del autor y con motivo de su celebración el Museo Amparo de Puebla ha preparado una exposición, que abarca 150 revelados y otros trabajos representativos de esta intrigante obra visual, para que más personas puedan relacionarse con el valioso legado del fotógrafo Juan Rulfo