El síndrome de Venus

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    Hace muchos, pero muchos años, existió un mundo que se parecía al nuestro. Tenía vastos océanos y una atmósfera potencialmente amigable para que la vida se desarrollara. Así se mantuvo por casi mil millones de años hasta que un mal día las cosas empezaron a cambiar y luego todo salió terriblemente mal. Era Venus, nuestro planeta vecino, el segundo desde el Sol y nombrado así en honor de la diosa de la mitología romana del amor, de la belleza y la fertilidad.

    Pero, ¿por qué Venus se convirtió de un paraíso a un infierno? Hay quienes creen que fue a causa de su cercanía al sol, pero no es así, ya que Mercurio, el planeta más cercano al astro rey tiene una temperatura de 179 grados Celsius y la de Venus es de 465 grados, más que suficiente para fundir plomo en su superficie.

    Los científicos creen que fueron sus volcanes que empezaron a emitir inmensas cantidades de dióxido de carbono y entonces todo se empezó a cubrir de gruesas nubes de ácido sulfúrico. Su atmósfera se llenó y esto impidió que la luz del sol escapara, pero el sol continuaba emitiendo radiación que llegaba a su superficie.

    El suelo al calentarse emite radiación hacia arriba, sin embargo, el CO2, que dejó pasar la radiación del Sol, no es transparente a la luz infrarroja y por lo tanto la refleja de regreso a la superficie de Venus. La energía ya no pudo escapar y el resultado fue el infierno.

    Esta misma ciencia fundamental se aplica a la Tierra y lo estamos viendo en el denso velo gris que está ahogando a la Ciudad de México y que ocasionó se activara el plan de contingencia ambiental, que se había aplicado por última vez en septiembre de 2002 por concentración de ozono, un gas que se forma en la atmósfera inferior de la Tierra, cerca del nivel del suelo como resultado de una reacción química, en presencia de la luz solar y a causa de la contaminación.

    El Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, dice que la contingencia tiene como origen principal, la contaminación vehicular y el propio aumento exponencial de los automóviles en circulación, que producen CO2 que, como usted sabe, es un resultante de la quema de combustibles fósiles como petróleo, gas natural y carbón y de algunos procesos industriales. El CO2 es la causa principal del gas de invernadero y es lo que ocasionó “El síndrome de Venus”.

    La concentración de gases en la Ciudad de México se aproximó al “límite de extremadamente mala” al superar los 190 puntos en el índice de la calidad del aire que activó la contingencia, alcanzando un nivel de 194 (casi el doble de los 100 puntos que, según normas internacionales, son el máximo aceptable) pudiendo causar daños graves en las personas. La Organización Mundial de la Salud dice que la mala calidad del medio ambiente causa la muerte de 12.6 millones de personas al año y que el 65  por ciento de esas muertes, se relacionan con la contaminación del aire.

    Lo más grave, es que en la capital del País esta contingencia se “contaminó” por la política. Desconocen que la naturaleza no se preocupa por la política y simplemente hace su trabajo conforme a las normas bien establecidas descritas por la ciencia. Esta mala calidad del aire que enfrenta la Ciudad de México, le está sucediendo a otras urbes como Beijing, Nueva Delhi, El Cairo, Manila y Peshawar, en donde el ambiente se ha tornado peligroso e irrespirable.
    Así que nuestro querido planeta azul va sobre la misma ruta de Venus, un mundo en donde el cambio climático fue causado por la naturaleza, pero en el caso de la Tierra, además de la naturaleza estamos los humanos, una especie que por milenios se adaptó para poder sobrevivir y que hasta hace poco había encontrado siempre la solución a sus problemas.

    Pero hoy, aun en contra de nuestro propio riesgo, ignoramos las reglas básicas de la naturaleza y reaccionamos mal y en forma tardía, lo que pone en duda la siempre cuestionable “inteligencia humana”, una inteligencia que deja de lado la evidencia de alertas tan graves como el calentamiento de la Tierra o la concentración de CO2 como el que volvió un infierno a Venus. Hoy los humanos vamos en la ruta de enfrentar y dar respuesta a esta crisis, haciendo lo que mejor sabemos hacer: empeorar las cosas.

    @marcosduranf

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