Afalta de buen sabor de boca contra equipos ingleses, buenos son los rusos. A falta de peleas por entrar en Europa, buena es una virtual presencia en semifinales de una competición continental. A falta de la Champions… buena es la Europa League.
Aaron Ramsey, proyecto de excelente futbolista mundial venido a menos, decidió brillar en una noche para el recuerdo. El galés, tristemente conocido por su supuesta relación entre goles y muertes de famosos, decidió poner en alerta a toda la jet set del panorama del papel couché con dos goles al CSKA en la ida de los cuartos de final de la Europa League. Y eso que le anularon uno a los 8 minutos y lanzó un palo en el 76′. Pero el tanto que marcó en el 27′, tras una genial asistencia de Özil, bien valió la entrada que pagaron los (pocos) valientes que se acercaron al Emirates.
Noche de ingenio galés que finiquitó las opciones de un conjunto ruso que, bien pensado, nunca creyó que las tenía. Golovin, su mejor pelotero, dio unas pequeñas esperanzas al centenar de rusos que se hicieron notar sin camiseta en la fría noche londinense. Su tiro libre en el 15′ fue una magistral obra. Pero era la noche de los Wenger Boys.
La noche de Özil
Hasta Özil salió de su letargo en un buen partido del germano. Provocó el penalti que marcó Lacazette en el 23′ y desigualar la contienda y asistió a Ramsey en el 3-1 y a Lacazette en el 4-1. Noche de fiabilidad germana y respuesta galesa.
Wenger sonríe y crece su proyecto de conquistar la Europa League, la gran esperanza gunner de la temporada. Años atrás, se tomaría como un torneo molesto. Ahora es el clavo ardiendo gunner. A él siguen aferrados.
Con información de MARCA
