Peces gordos con AMLO

    Por: Gerardo Hernández

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    En su pesca de aliados, Andrés Manuel López Obrador no discrimina. Pero a diferencia de la parábola de las redes, en lugar de separar los peces malos de los buenos, los revuelve: Elba Esther Gordillo, exlíder del SNTE en prisión domiciliaria por lavado de dinero, y Napoleón Gómez Urrutia, presidente del sindicato minero exiliado en Canadá y acusado de fraude por 55 millones de dólares en contra afiliados de su organización, han sido acogidos por el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia. La primera como estratega a distancia y el segundo como candidato a senador plurinominal.

    Montado en la cima de las encuestas, AMLO multiplicó los peces con dos fundadores del PRD: Porfirio Muñoz Ledo, quien interpeló a Miguel de la Madrid y fue candidato presidencial del PARM en 2000, e Ifigenia Martínez, propuestos para diputados federales. También hubo multiplicación de panes con Germán Martínez Cázares, expresidente de Acción Nacional, quien irá al Senado después de declinar la oferta para ser fiscal general de la república, y Tatiana Clouthier, cuyo padre Manuel “el Maquío” Clouthier compitió con Salinas de Gortari en 1988.

    López Obrador, quien igualmente sumó a sus filas a Alfonso Durazo, (candidato a senador) ex secretario particular de Luis Donaldo Colosio y del presidente Vicente Fox, se ha convertido en un imán que atrae a disidentes y oportunistas del PRI, el PAN y el PRD, en una nueva versión de la cargada. Por otro lado, el efecto teflón lo protege de errores y críticas, lo cual no es garantía de éxito. Incluso la memoria histórica juega esta vez a su favor. Según la encuesta de “Reforma” publicada el 15 de febrero, el 23% de los entrevistados ve más la mano de Estados Unidos metida en la elección mexicana que la de Rusia (6%). El 53% respondió “ninguno”.

    Después de ser presentado como un peligro para México y de un par de sexenios de violencia, corrupción, impunidad e ineptitud, el país descubrió que el verdadero riesgo lo representaban Felipe Calderón y Peña Nieto. Para el 38% de la muestra, AMLO inspira más confianza que Anaya (27%) y Meade (10%).

    Pero, además, el 43% tiene muy buena o buena opinión de AMLO, el 23% regular y el 26% mala o muy mala. En el mismo tema, el peor calificado es Meade con el 38% de opiniones negativas, el 16% de regulares y el 19% de positivas. Ricardo Anaya recibió 32% de menciones favorables, empata con AMLO en regulares y tiene 1% más en negativas. En intención de voto efectivo, el 42% es para López Obrador, el 32% para Anaya y el 18% para Meade.

    Anaya conformó a su excompetidor, Rafael Moreno Valle, con la candidatura del gobierno de Puebla para su esposa Marta Érika Alonso, pero no ha podido controlar al gobernador de Chihuahua. Javier Corral impugnó la lista de candidatos al Senado sin romper con Anaya, quien podría capitalizar el voto útil para alcanzar y eventualmente vencer a AMLO. Pese a todo, el candidato de Por México al Frente creció tres puntos porcentuales más en la intención de voto que el fundador de Morena, los mismos que retrocedió Meade de la coalición PRI, Verde y Panal.

    Las cosas, pues, van de mal en peor para el PRI e incluso podrían agravarse si el remedio que se busca con el relevo de Enrique Ochoa, quien comparte el gusto de su jefe por las casas blancas, resulta peor que la enfermedad. La tecnocracia arruinó la economía y también sepultará al partido fundado por Calles hace casi nueve décadas.

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