Entrada en materia

    Por: Jesús R. Cedillo

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    El mundo ha cambiado más en los últimos tres lustros, que en decenas de años antes. Eso llamado redes, ciber-tecnología, internet, intercambio de datos y todo lo que de ello se desprende, vino a transformar no sólo hábitos, costumbres o rutinas, no; vino a transformar y modificar la vida misma. Somos otros, sin duda. Pero creo  que usted lo sabe estimado lector: somos los mismos, al final de cuentas. Somos bípedos sin plumas, para decirlo con el filósofo antiguo. Y nos siguen interesando los mismos temas de siempre: los negocios, el dinero, la empresa, la ecología, la política, nuestro mundo; pero también, nuestra vida conyugal, eso llamado amor, nuestra pareja, la cultura en sus múltiples manifestaciones como la pintura, la literatura, la música… y a mí, todo lo anterior me preocupa, bajo mi óptica personal: desde un punto de vista humano.

    Es decir, el punto de vista o arista, donde hierve la condición de la persona, haciendo caso a su cultura, la sociedad, su incursión en la política y sobre todo, aquello que nos (me da) la condición de frontera, de ese huidizo ser norteño. Con agudeza y acierto, el mexicano universal, el escritor Carlos Fuentes ha escrito que, más que una línea divisoria con Estados Unidos, la frontera mexicana es una cicatriz. Cuestión de enfoques: el Río Bravo para nosotros, el Río Grande para los norteamericanos; el Norte pujante para nosotros es el sur de ellos advertido como peligroso y harto inseguro.

    Hoy, merced al clima de violencia que se vive lo mismo en Nuevo Laredo, en Ciudad Acuña o bien, en una ciudad no fronteriza, pero que es fundamental para la geografía de ambos países, Monterrey, el llamado “Muro de la ignominia” ya está listo para ser construido por Donald Trump, aunque analistas a ambos lados de la frontera hablan de su posible fracaso merced a lo poco viable del proyecto que más que político, es por una coyuntura personal que al final de cuentas está topando consigo mismo.

    Este liminar y entrada en materia viene a cuento porque mis amigos, la maestra Mariguadalupe Durán y don Marcos Durán, me han invitado a este nuevo proyecto periodístico en su nueva modalidad: internet (donde no hay día ni noche, donde no hay fronteras, donde se pueden leer textos en cualquier tiempo, geografía y lugar), llamado www.digitalnews.com.mx Reto e invitación que he aceptado gustoso. Pero, como soy de la frontera norte, estos textos que usted leerá en este generoso espacio (lunes y viernes, por lo pronto), tendrán un enfoque, digamos, fronterizo. Es decir, abordaremos la siempre insana política del centro del país desde nuestro muy particular acento y observación (casi impensable que aquí, dos mujeres se disputen el poder político, como en la ciudad de México, lo hacen Claudia Scheinbaum de MORENA  y Alejandra Barrales, del PRD). Por lo general, usted lee que los columnistas del centro del país hablan de nosotros como si fuesen los descubridores del agua tibia. Con Internet, la ventaja es que el remolino de la ciudad de México ya no lo es más. Ahora, usted y yo podemos ponerlos a danzar desde nuestra atalaya propia y nuestros intereses, que son tan diferentes a los de Chiapas, Sonora, Tlaxcala o Nayarit.

    De hecho, esta columna, este espacio que don Marcos Durán y la maestra Mariguadalupe Durán han puesto en mi pluma y tinta (amarga, por siempre y como siempre), me espetaron haciendo hincapié en lo siguiente: no puede ni debe estar sujeta en precarios corsés. Es decir, no hablaremos nada más de la enfadosa política “nacional” (por ejemplo, el crucificado de Tabasco, Andrés Manuel López Obrador, en pleno Paseo de la Reforma, arengando a las masas, pronunciando un “Discurso a la nación”, la nación entendida como la calle Hamburgo en la Zona Rosa, que fue a donde llegaba el último altavoz disponible en pretérito discurso al cual asistí hace algunos años, puf), no sólo hablaremos y desplumaremos en este espacio a los políticos locales de poca monta (Chilote López Villarreal, empresario y panista el cual se rajó de ir de nuevo por la Alcaldía de Saltillo, cuando juraba que la iba a ganar de nuevo), sino que abordaremos temas de cultura, literatura, erotismo, música, arte… todo, todo ello desde  nuestra perspectiva de ser fronterizos.

    La Frontera siempre está de moda: un pinche muro no dividirá la interrelación de dos países que estamos lejos de Dios y sí, cerca de Satanás (de existir). La Frontera siempre está de moda y todo lo que usted en este espacio va  a leer, será con ese gustillo característico nuestro, ese lenguaje que nos hace diferentes, esa idiosincrasia tan nuestra; sí, ese sabor norteño. ¡Arriba el Norte, cabrones! Y larga vida a este nuevo medio de comunicación.

     

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