El lobo y Caperucita 2/2

    Por Jesús R. Cedillo

    0
    776

    El lobo y Caperucita siempre serán moda literaria. El erotismo entonces, es y será inacabable. Vladimir Nabokov y su “Lolita” siempre serán imitados y su trama siempre será reescrita. Hay una película de Hilda Hidalgo, “Del amor y otros demonios”, la cual se consigue fácil en DVD. La cinta está basada claro, en el texto homónimo del mago de Aracataca, Colombia, Gabriel García Márquez. El texto es de sus más provocadores cuentos de amor. En él, en la Cartagena de Indias colonial, tiempos punitivos, de esclavitud, pecado e inquisición, Sierva María tiene un anhelo: ¿a qué saben los besos?

    El lobo y caperucita también nacieron en Colombia. Sierva María no es cualquier muchacha, no, es hija del Marqués y cuando ésta es mordida por un perro rabioso, el Obispo la cree endemoniada. Entonces le pide a su pupilo, su cura auxiliar, que le practique un exorcismo. Sólo hay un problema, Sierva María tiene 13 años, es dueña de una belleza desquiciante y a ella, que quería saber a qué saben los besos, y al joven cura, se les aparecerá un demonio más seductor y persuasivo que Lucifer…

    El célebre y celebrado autor de “Lolita”, Vladimir Nabokov redactó en ruso, inglés y francés; en esta última lengua, un extraño volumen de poemas de edición inconseguible. Nabokov, amén de ser un clásico contemporáneo, un autor de culto, fue un eterno exiliado en el mundo terreno que lo vio vivir y nacer. En su libro autobiográfico “Habla, memoria”, Nabokov recuerda que su padre, un hombre adulto, descubrió que sus hijos eran mas capaces de escribir y leer en inglés que en ruso. De familia y linaje escogido, los Nabokov crecieron hablando un melangede inglés, francés y ruso. Lo anterior que habla por sí solo del poder y riqueza de la familia, no le parecía del todo bien al padre de Nabokov, quien llevó como tutor de los niños a un profesor de una escuela local para que éste les enseñara el ruso con propiedad.

    La revolución rusa obligó a los Nabokov a emigrar. En uno de varios desplazamientos por Europa, Vladimir y su hermano Sergéi entraron a Cambridge, Inglaterra. Aquí es donde el joven aprendiz de escritor y ya consumado entomólogo publicaría sus primeros trabajos lepidopterológicos en inglés; por estas fechas iniciaría la traducción al ruso de “Alicia en el país de las maravillas”, trabajo monumental que influiría notablemente en su obra narrativa.

    Y es que aquí empiezan las contaminaciones, puntos de encuentro y coincidencias: el libro de Lewis Carroll (seudónimo del reverendo Charles Dodgson) posibilitó en Nabokov el juego literario, la reflexión en el espejo, los dobles y triples sentidos y el vuelco sorprendente de la lengua. Si “Alicia en el país de las maravillas”fue la primera traducción “seria” para Nabokov a la cual éste considera que “no es la primera traducción, pero sí la mejor”, la obra del reverendo le posibilitará entrar en el rito iniciático de las ninfas que habrán de ser las protagonistas principales de las obras del ruso universal. Recuérdese asimismo que Carroll sentía una fascinación y atracción por las niñas de 13 a 15 años, a las cuales retrató en los inicios del invento de la cámara fotográfica. Nabokov llevaría al límite esta pasión escribiendo muchos años después su obra cumbre “Lolita.”

    Luego de su experiencia como traductor, Nabokov publicaría dos novelas redactadas en ruso: Mashen’ka(María, 1925) y Dar(El don, 1938). En 1937, casado y ya con un hijo, Nabokov se muda a París huyendo del nazismo, aquí escribiría su primera novela en lengua inglesa: “The real life of Sebastian Knight”, trotamundos, luego emigraría a Estados Unidos donde cumpliría con una fecunda carrera académica en un colegio para señoritas, el Wellesley College. A mediados de los cincuenta, Nabokov terminó en inglés la obra que lo inmortalizaría inmediatamente: “Lolita.”

    La censura no se hizo esperar y no obstante que los editores norteamericanos reconocían en él un libro de excepcional valor literario, no fue publicado sino 3 años después de que “Lolita”se publicara en francés con el éxito fronterizo. Arreciaron las críticas y no deja de ser paradójico que el exilio de Nabokov sea una constante más allá de la geografía y la historia. Al leer “Lolita”, los estadounidenses sentían que, de alguna manera, esa novela no sólo era inmoral sino que era “extranjera”, por lo que resultaba todavía más agraviante. Por otro lado, para los compatriotas inmigrados del novelista, la literatura de Nabokov era señalada como “poco rusa” ¿En qué idioma refugiarse, qué patria habitar?

    Pero si Nabokov no hubiese traducido “Alicia en el país de las maravillas”, ¿hubiese descubierto a su musa, a la ninfa de un metro y cuarenta y ocho centímetros de estatura con un solo calcetín…? Y es que estas caperucitas son el germen de todo. Hay un libro extraño, son las fotografías del reverendo Charles L. Dodgson, mejor conocido como Lewis Carroll. Sólo hasta hace pocos años se pudo acceder y mediante ese dios llamado azar, a un centenar de fotografías que el reverendo realizó a niñas, germen de “Alicia…” el libro hoy está publicado para Lumen de España. Y hay un retrato-ficción-estampa, espléndido, como toda su prosa, el cual escribió Tomás Eloy Martínez en su libro póstumo, “Tinieblas para mirar”, donde retrata a semejante poeta. El texto es “El reverendo y las corrientes de aire”… Todo tiene qué ver con todo. Regresaré con un texto más al respecto.

    Coda

    El lobo y caperucita, más vivos que nunca.

     

    Comentarios de Facebook