El exlíder del cártel de Guadalajara, Miguel Ángel Félix Gallardo,conocido como el ‘Jefe de Jefes’ en el narcotráfico y en prisión desde hace 32 años, concedió una entrevista televisiva desde prisión a una cadena estadounidense en la que aparece con la salud deteriorada a sus 75 años.
“Mi salud es pésima, mi familia está haciendo un hoyo para yo ser enterrado en un árbol, no tengo pronóstico de vida ninguno”, expresó el capo del narcotráfico, según un breve avance de la entrevista emitido por el medio estadounidense.
Félix Gallardo lleva encarcelado desde 1989 por el asesinato de Enrique Camarena, agente de la agencia estadounidense antidrogas (DEA), aunque no recibió condena hasta 2017, cuando se le impusieron 37 años de prisión en un penal del estado mexicano de Jalisco.
En la entrevista, la primera que concede desde la cárcel, el ‘Jefe de Jefes’ apareció sentado en una silla de ruedas, “completamente” ciego de un ojo y sordo de un oído, y apoyado en algunos momentos por una bombona de oxígeno.
Félix Gallardo confirmó que es la primera vez que concede una entrevista en prisión y que lo hace a raíz de la insistencia de la periodista Issa Osorio, quien llevaba varios años pidiéndola.
La reportera reveló que tuvo que apuntar las preguntas en un papel a raíz de la falta de audición de Félix Gallardo, quien permanece aislado en una celda de máxima seguridad.
Félix Gallardo y sus socios, Ernesto Fonseca y Rafael Caro Quintero, fundaron y lideraron en las décadas de 1970 y 1980 el cártel de Guadalajara, una de las primeras organizaciones criminales mexicanas que trabajaron con las mafias colombianas de las drogas.
El caso Enrique Camarena
El agente de la DEA Enrique Camarena y el piloto mexicano Alfredo Zavala fueron secuestrados por ese cártel el 7 de febrero de 1985 en Guadalajara, capital del estado de Jalisco, y posteriormente asesinados, y sus cadáveres hallados en el estado de Michoacán.
Félix Gallardo fue detenido en 1989 y, tras pasar más de 20 años encarcelado en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México, fue cambiado a la prisión de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco.