Deuda histórica

    Por Gerardo Hernández González

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    El presidente Andrés Manuel López Obrador ha visitado Coahuila quizá más
    que ninguno de sus predecesores inmediatos, pero su preferencia por La
    Laguna es evidente. Lázaro Cárdenas fue quien más tiempo e inversiones
    dedicó a la zona donde concurre nuestro estado con Durango, por ser
    estratégica en el reparto agrario y en su programa social. Carlos Salinas de
    Gortari, su hermano Raúl, Hugo Andrés Araujo y otros activistas pasaron
    temporadas en Francisco I. Madero donde desarrollaron proyectos
    colectivistas como el ejido Batopilas (1976), resultado de un conflicto obrero-
    patronal con Bodegas de Batopilas, dedicada a la vitivinicultura.
    En su campaña presidencial (1988), Salinas fue repudiado por los campesinos
    laguneros, cuyo corazón voto y estaban con el «hijo del general»,
    Cuauhtémoc Cárdenas, postulado por el Frente Democrático Nacional. Para
    lavar la afrenta y desaparecer al cardenismo, Salinas creó el Plan Nueva
    Laguna y nombró, como enlace, a uno de los líderes empresariales más
    combativos y antisistema: Alejandro Gurza. La relación entre ambos se
    rompió tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio.
    Los sexenios sucesivos fueron de sequía para La Laguna en términos de
    inversión pública y privada. Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y
    Enrique Peña se desentendieron de una región azotada primero por el
    cambio de modelo productivo, y en las últimas décadas por el «moreirato» y
    los carteles de la droga. AMLO conoce la estructura socioeconómica y los
    problemas de la comarca. El más grave es el desabasto de agua para
    consumo humano, la sobreexplotación y contaminación de los mantos
    freáticos. Pero también existe corrupción en el manejo de derechos de agua
    del río Nazas.
    En su gira del 26 de agosto pasado por La Laguna, el presidente López
    Obrador presentó el proyecto Agua Saludable para suministrar 200 millones
    de metros cúbicos a una población de 1.6 millones de habitantes de Torreón,
    Matamoros, Francisco I. Madero, Viesca y San Pedro, Coahuila; Gómez
    Palacio, Lerdo, Tlahualilo y Mapimí, Durango. La visita de este sábado será
    para iniciar las obras cuya inversión rondará los 10 mil millones de pesos.
    También tendrá actividades en San Pedro y Cuatro Ciénegas, donde acaba de
    estar, por cierto, el excandidato presidencial del PAN, Ricardo Anaya.
    AMLO viaja sin grandes comitivas y entre sus pocos invitados no incluye a
    senadores ni diputados. Solo acude el gobernador y el alcalde del estado o
    municipio respectivos. Las ciudades tampoco se detienen, como en el
    ​pasado, cuando el Estado Mayor (ya desaparecido) marcaba espacios,
    tiempos y barreras para mantener al presidente alejado manifestaciones y
    protestas e incluso de quienes simplemente deseaban saludarlo. La cercanía
    de López Obrador le reditúa en las encuestas y en las urnas. Agua Saludable
    para La Laguna atiende un problema secular y salda una deuda histórica. La
    cesión de derechos por 50 millones de metros cúbicos de Lala, para cubrir el
    25% del programa, la anima el mismo espíritu.
    Se trata de un acto de justicia largamente pospuesto. Los laguneros han
    consumido por décadas agua contaminada con arsénico, a causa de lo cual
    varias generaciones han enfermado. Las demandas de atención fueron
    ignoradas. Las autoridades locales no podían acometer una obra de
    envergadura y la federación, proclive a los intereses económicos, prefería
    mirar para otro lado o brindaba paliativos, pero nunca soluciones de fondo.
    Agua Saludable abatirá rezagos y disparará el crecimiento justo y equilibrado
    de La Laguna, donde el sentimiento de abandono, de parte de los gobiernos
    de Coahuila y Durango, se ha profundizado.
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