La ola de Morena

    Por Gerardo Hernández González

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    El recorrido del presidente López Obrador por las regiones Centro, Carbonífera y Norte le permitió tomar el pulso político del estado con vistas a las siguientes elecciones: de Congreso el año próximo y de alcaldes y diputados federales en 2021, para las cuales, por temprano que parezca, los partidos ya se preparan. Los programas sociales de la Cuarta Transformación pueden permitirle a AMLO no solo conservar, sino acrecentar, el caudal de votos obtenido en 2018. La condición es que funcionen.

    En procesos locales el comportamiento del electorado cambia, pero AMLO y su partido tienen ventaja en los estados. Así se aprecia en Baja California y Puebla cuyas gubernaturas, ahora en poder del PAN, seguramente ganará Morena el domingo próximo. Si el pronóstico se cumple, el movimiento del Presidente gobernaría siete entidades, una menos que el PAN y cuatro por debajo del PRI. Las otras corresponden al PRD (dos), Movimiento Ciudadano (una) y a un independiente.

    AMLO tiene la ventaja de haberle ganado al PRI, al PAN y al PRD en 31 estados el año pasado. En Coahuila captó 609 mil sufragios contra 358 mil de José Antonio Meade y 307 mil de Ricardo Anaya. Empero, en la elección de senadores, la votación de Morena descendió a 493 mil y la del PRI subió a 442 mil. El Movimiento de Regeneración Nacional aún no se estructura como partido. La falta de organización y de cuadros lo hacen depender –para bien o para mal– de un solo hombre: el Presidente.

    Los apoyos económicos del Gobierno federal a adultos mayores, jóvenes y personas con discapacidad buscan asegurar el voto de amplios estratos y dotar a Morena de una base electoral, además de sólida, leal. Retirar el manejo de esos programas a los gobernadores y asignárselo a los delegados de AMLO puede mermar la votación del PRI, cuyo rango en Coahuila, en procesos locales, es de alrededor de 500 mil sufragios. Miguel Riquelme obtuvo hace dos años 482 mil y el panista Guillermo Anaya, 452 mil.

    Aunque el PAN afronta una crisis igual o más profunda que la del PRI, debido a la ausencia de liderazgos y la competencia del partido en formación México Libre, promovido por el expresidente Calderón y su esposa Margarita Zavala, en Coahuila todavía es la segunda fuerza electoral. Ahora tiene nueve diputados locales, uno menos que el PRI, y gobierna municipios estratégicos como Torreón, Monclova, San Pedro y Acuña, este en coalición con Unidad Democrática.

    En la gira de AMLO, el gobernador Miguel Riquelme obtuvo buenos resultados, pese a los abucheos. El más importante es de carácter político. El Presidente reconoció la colaboración del mandatario local en su programa de reformas, tanto en el Senado y en la Cámara de Diputados como en la Comisión Nacional de Gobernadores (Conago). Riquelme apoyó la Guardia Nacional y la reforma educativa. Sin embargo, la violencia ha regresado.

    El juego del Presidente consiste en avanzar en los estados, sin confrontarse con los agentes políticos locales, y ganar el mayor número de espacios. Los gobernadores perdieron la elección de 2018, y frente a un líder fuerte como AMLO, cuya mayoría en el Congreso le confiere aún más poder, no tienen más opción que marchar al ritmo impuesto desde el Palacio Nacional. En Acuña, mientras Riquelme lidiaba con un público hostil, el senador Armando Guadiana –el aspirante a la gubernatura más visible de Morena– se acicalaba el bigote.

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