Pinza presidencial

    Por Gerardo Hernández González

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    La pinza del Gobierno de López Obrador para pacificar el país, después de un par de sexenios cruentos, la forman los programas sociales y la Guardia Nacional.

    Si en los gobiernos de Felipe Calderón y Peña Nieto, según el Presidente, “no había una línea divisoria (…) entre delincuencia y autoridad; eran lo mismo, si acaso se podía decir delincuencia común y delincuencia de cuello blanco”, el fundador de Morena se propone atacar las causas de la violencia y no solo sus efectos. En esa línea, la atención a los jóvenes es prioritaria para que la delincuencia deje de “engancharlos”, advierte.

    El presidente reprocha a los regímenes neoliberales haber dado la espalda a los jóvenes –“estaban completamente abandonados”, declaró en Veracruz– y etiquetarlos de ninis: “ni estudian ni trabajan”. El ambiente cambiará cuando los programas sociales se consoliden, dice, pues “los grupos de delincuentes se van a quedar sin base social”. Cuando los adultos mayores y las personas con discapacidad reciban pensión, los estudiantes tengan becas y los jóvenes trabajo, la inseguridad bajará, asegura.

    Si en el pasado “el problema era la autoridad” y “el Gobierno estaba (…) solo dedicado a facilitar el robo, el saqueo”, y no preocupado por las necesidades del pueblo, la cuarta transformación se coloca en las antípodas: “Nosotros actuamos a partir de principios, tenemos ideales, tenemos autoridad moral, porque sabemos que de esa manera se puede tener autoridad política.

    No somos iguales a los conservadores y a sus voceros. (…) Nosotros no hacemos acuerdos en lo oscurito, no nos prestamos a ninguna componenda, no estamos al servicio de ningún grupo de interés creado”.

    La Guardia Nacional cierra la pinza. Con un ejército de casi 300 mil elementos de las fuerzas armadas, el Gobierno federal retomará el control en los estados cuyas autoridades, en la mayoría de los casos, fueron infiltradas por la delincuencia organizada en los gobiernos de Peña y Calderón. Antes “no había protección para la gente, no había cuerpos de seguridad. No se le permitía ni al Ejército ni a la Marina hacerse cargo de la seguridad pública. (…) Cuando tengamos presencia de la Guardia Nacional en todo el país (…) entonces vamos a garantizar la seguridad pública”, ofreció el Presidente.

    Sin embargo, para el director del Semáforo Delictivo, Santiago Roel, la Guardia Nacional no resuelve la violencia –“puede ayudar en otros delitos, pero no en homicidios”–, como tampoco los programas sociales. “Es al revés, la violencia nos causa pobreza, despilfarro de recursos, corrupción y distracción de autoridades.

    Es momento de generar oportunidades de negocio lícito a los pobres de México y fomentar la inversión productiva. México puede crecer a buen ritmo, pero para ello se necesita mejorar la actuación de su Gobierno y regular las drogas. En el Índice de Libertad Económica Mundial salimos muy mal evaluados por el concepto de Gobierno ineficaz y corrupto”.

    AMLO está por cumplir seis meses en la presidencia. En ese tiempo era imposible revertir décadas de violencia, corrupción e impunidad. Le restan cinco años y medio para cumplir sus promesas de transformar al país en uno donde imperen la justicia social, la honradez y el estado de derecho. Para Roel, “La mejor manera de hacerlo es con un buen nivel de conciencia que se ubique en la paz y no en la ira, la venganza, la división o los mensajes de guerra.

    Tenemos que aceptar la realidad, los datos y probar estrategias inteligentes. La solución no está en la fuerza de las armas, sino en el poder de las buenas ideas”.

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