“Miel destilan tus labios…” 3/3

    Por Jesús R. Cedillo

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    Hay muchas referencias a la miel y las abejas en la literatura, el cine y claro y aún, en la misma filosofía. Dejamos a otros autores y periodistas, su abordaje en materia de salud y medicina, lo cual usted me imagino sabe de sobra. Seguimos con este anárquico recuento de texto en honor de placer tan dulce y saludable. En un fragmento, Plutarco dice lo siguiente y como contexto, dos pociones: la miel y la cicuta. “Pero parece que es cierto lo que se dice, que esa ciudad (Atenas), cuando produce hombres buenos por su virtud, los da excelentes, pero a los malos, los produce también de una maldad superlativa; y del mismo modo, su tierra da la miel más dulce y la cicuta más mortífera.” Recuerde usted lector, que Sócrates fue con condenado a morir, a suicidarse  bebiendo cicuta.

    Una extraña forma de morir y ser castigado. Lo siguiente lo cuenta una historia persa de la antigüedad: “Artajerjes, que afirmaba haber matado personalmente a Ciro, mandó meter a Mitrìdates en una doble artesa, de la que sólo salían los pies y la cabeza. Era alimentado a la fuerza con una mezcla de leche y miel que le metían por la boca y que derramaban por su cabeza. Las moscas cubrían completamente su rostro y su cuerpo era corroído por los gusanos y lombrices generados a partir de sus propias heces y su orina, hasta que llegaban a sus entrañas. Mitrìdates murió al cabio de 17 días.

    “La importancia de que las abejas bailen” es un texto de Diego González, un fragmento es el siguiente: “Extraer miel es engañar a las abejas, es construir un mundo a medida para ellas con el que podemos manejarlas a nuestro antojo. No nos detenemos nunca a preguntar a los insectos qué quieren ser o como han decidido pasar sus pocos días de vida.” Regresando al poema de Federico García Lorca, “El canto de la miel”, el cual es un largo texto, deletreamos los siguientes versos:

    La miel es como el sol de la mañana,

    Tiene toda la gracia del estío

    Y la frescura vieja del otoño.

    Es la hoja marchita y es el trigo.

    Oh divino licor de la humildad,

    Sereno como un verso primitivo…

    Va un consejo para los hombres, según un texto antiguo romano: “Para tener una erección cada vez que se quiera, hágase una mixtura de pimienta machada y miel y úntese con ella la cosa…” Un dato histórico ya para terminar: a comienzos del siglo IV a de C. las polis griegas, independientemente de que fueran más grandes o más pequeñas, empezaron a acuñar sus propias monedas, representando a veces pictóricamente el nombre de sus comunidades: Astaco por una langosta, Militea por una abeja, Selinunte, por una hoja de apio…

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