¡Hablemos de beisbol!

    Por Jesús R. Cedillo

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    Al nuevo Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, le gusta el beisbol. Le gusta y lo practica cuando puede. Casi siempre. Por cierto, acaba de terminar la “World Series”, entendida esta Serie Mundial como los equipos que juegan “mundialmente” sólo en Estados Unidos. Los Red Sox de Boston (mis favoritos) liquidaron en 4 juegos a 1 a los Dodgers de Los Ángeles. Es la segunda serie mundial que pierden al hilo los angelinos. Plagados de “latinos”, este equipo sigue apostando a la mercadotecnia de su base de fanáticos: los de este lado de la frontera; pero, la mercadotecnia no da títulos, lo que al final de cuentas es lo valioso. Lo único que vale. No es increíble, pero sí sintomático que la gente (México y una gran parte de “gringos” de origen latino), siguen añorando la serie de 1981 cuando Dodgers y el famoso Fernando “El toro” Valenzuela le ganaron a los Yankees de Nueva York.

    Durante la serie, durante el desarrollo de la “World Series”, intercambié palabras sobradas con el abogado y periodista de investigación más ácido y letal de Coahuila, Luis Carlos Plata. En el primer juego, llegamos a un punto compartido: Red Sox era mucho equipo. Ambos pronosticamos que iban a ganar la serie 4 a 1. Así fue al final de cuentas. Dicha iluminación tuve a bien mandársela a varios amigos a los cuales el beisbol es su pasión. Me mandaron al diablo; ellos como buenos seguidores de los Dodgers claro que lo dudaban. Pero en este deporte, como en política, las añoranzas no sirven de nada. Es negocio al final de cuentas. Y hay más negocio y muy rentable, cuando hay el triunfo de por medio, no las derrotas. Los Red Sox vapulearon a los Dodgers, a los millonarios Dodgers (han sido multados los últimos años por pasar sobradamente el dinero invertido en el tope salarial de varias de sus estrellas). Pero, como a los de Los Ángeles les gusta el dinero, han venido apostando a la mercadotecnia y no tanto al deporte y los triunfos. Juegan con la calculadora en la mano, no con la corazonada ni con la pasión del que anhela ganar. Luis Carlos Plata acotó la cuestión un día, el día dos de la serie: “Los Dodgers mismos intentan revivir esa novela (la del “Toro” y sus viejas glorias) con el mexicano Julio Urías, de los mismos ranchos sinaloenses que, dicho sea de paso, no ha dado el kilo…” Le creo y le creí. Red Sox barrieron 4 a 1 a Dodgers, fin de la triste charada. ¿Qué tiene qué ver esto con AMLO y su equipo, su nuevo equipo de políticos y empresarios? Eso, todo.

    Hay cambio de Pitcher (ya no es Enrique Peña Nieto, ahora es López Obrador) y Cátcher (en el sexenio de Peña Nieto, los afortunados cátcher fueron y ahora se muestran frustrados con la cancelación del nuevo Aeropuerto, NAIM, entre otros, Carlos Slim, Carlos Hank, Olegario Vázquez Raña e Hipólito Gerard. El nuevo Cátcher favorito será al parecer Reiboo en el sexenio de López Obrador). Este es el beisbol político que le gusta al nuevo Presidente mexicano. Nuevo pitcher (López Obrador) y nuevo cátcher (nuevos empresarios), así de sencilla es la política.

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