¡Juego de manos, juego de villanos! y en pleno Siglo XXI ni como desechar la vigencia de ese refrán, cuyo contenido acumula sabiduría de siglos. Y aquí, estamos en Torreón, en Coahuila, donde con todo y prohibición expresa para que los adoradores del Dios Birján puedan acudir a los casinos -si bien apenas allende el Nazas opera uno sin mayores sobresaltos-, sin competencia alguna por lo que llama la atención el reiterado interés de quienes se encuentran tras la razón social de Atracciones y Emociones Vallarta S.A. de C.V, que a seis años de haberse clausurado uno de sus casinos en Torreón, han sostenido el punto, pagando mas de 150 mil pesos mensuales de arrendamiento a conocida empresaria, por el terreno en donde se ubica sus instalaciones, sin que se conozca que tal empresa, en estas tierras genera recursos, para seguir pagando luego de seis años, servicios de seguridad y mantenimiento del sitio, ademas de refrendos -como el recién otorgado por resolución del Juzgado Municipal-, lo que resulta a ojo de buen cubero, mucho, pero mucho interés por mantener “viva” la posibilidad de retornar algún día a reanudar sus actividades, esas, que junto con otras empresas de ese mismo giro, fueron los saldos que nos dejó el Gobierno Federal a cargo de Felipe Calderón Hinojosa, al abrir las casas de apuestas a lo largo y ancho del país, que se dijo también en ese momento, tenia como enlace con los interesados, al entonces poderoso Santiago Creel y hasta una otrora influyente cadena televisiva.
Flaca memora exhibimos hoy los laguneros a quien parece, se nos ha olvidado el pasado reciente, en la era de la violencia criminal que tantas vidas truncó -se calcula que en la comarca lagunera se nos fueron por lo menos 9 mil personas-, cientos de “desaparecidos” y jornadas de miedo y dolor entre la población toda y otro tanto le costó también al Gobierno Estatal y sobre todo al municipal, dirigidos uno por José Angel Pérez Hernández en las postrimerías de su gestión y al que alcanzó de lleno la del Licenciado Eduardo Olmos Castro, violencia criminal que fue la respuesta inmediata de la delincuencia a lo largo y ancho del país, la “guerra contra el narco” declarada a estos por Felipe Calderón Hinojosa. Tal “guerra”, sacó al ejército a las calles al desplomarse casi todos los cuerpos policíacos existentes en tales días, en especial la que correspondía a las policías municipales, ya entonces infestadas hasta el tuétano por el poder corruptor del dinero.
Quién no recuerda la huelga que le declararon los integrantes de esos tiempos de la policía municipal al alcalde Olmos Castro -diremos que muchos no recuerdan por el cerebro de teflón que tiene, o bien eran parte interesada en el tema, digo-, mas lo que las consejas y algunos hechos nos fueron revelando al paso de esos tristes fatídicos días, pues la infestación no alcanzaba solo a los cuerpos policíacos -estos eran solo los mas visibles-, sino a enormes segmentos de la sociedad, algunos insospechados, en especial, los que formaron parte y quizás aun lo forman del segmento “lavadineros”.
Todo esa montaña de poderosos intereses y la basura que generan, fue necesario medio limpiar para poder proporcionar a la población elemental tranquilidad que poco a poco se ha podido mantener. En esta limpieza se incluyó el cierre de los casinos, que en numero de cinco operaban en la ciudad, aperturados durante las administraciones -hay que recordarlo-, de Guillermo Anaya y José Angel Pérez, habiendo correspondido a la administración de Olmos Castro la operación de cierre que las reformas a la Constitución Estatal -hay que decirlo también-, hicieron posible.
De ahí que hoy la administración de Jorge Zermeño otorgue refrendo de la licencia municipal de funcionamiento del Majestic, levante ámpula, hasta abierta oposición de los grupos de interés y de poder en la ciudad. Así el alcalde de Torreón se encuentra atrapado en el dislate, pues nadie supone que Jesús Campos, -miembro de una familia que transita, sin pudor alguno en las aguas del PRI o del PAN, según convenga- el licenciadito que preside el Tribunal Municipal tiene la autonomía, pero mejor se diga “las agallas” para aventarse un tiro de ese calibre, lo mismo puede decirse del Arquitecto Aldo Villarreal Murra o bien del señor Jesús Jaime. Mas grave aun que para justificar el traspiés, salga el Secretario del Ayuntamiento Sergio Lara Galván “a decir nada”, pues en rueda de prensa para atajar los daños que se les venían encima a la administración, salió a decir nada, a cantinflear, a repartir “silencio” sin mostrar siquiera documentos probatorios de sus dichos, que no de la acción realizada.
Y ahora ahí están crucificados, fingiendo demencia pues, agarrados con los dedos en la puerta, han hecho mutis a señalamientos muy concretos, muy serios, inusitados incluso, como el que les recetó de manera pública el líder estatal del Partido Revolucionario Institucional Rodrigo Fuentes Avila, y con otro lenguaje, les remató también, el Gobernador Miguel Angel Riquelme Solis y para colmo, les ratificó uno de los suyos, Luis Fernando Salazar Fernández, ya ven Ustedes con eso de que “cuando la perra es brava, hasta los de la casa muerde”.
Por lo que ahora al alcalde Zermeño Infante, solo le resta sacudirse el agüita que le dejó la inundación y la pegajosa tierra que levantó la polvareda del Majestic.
Será el día 18 del mes en curso, cuando Andrés Manuel López Obrador, mas conocido ya como “Liópez” por aquello de las continuas contradicciones en las que ha venido cayendo, cuando pise tierras coahuilenses, según ha trascendido en el marco de su gira de agradecimiento que realiza en el país. Se ignora aun si tocar la zona lagunera, si bien solo parece confirmarse que sostendrá una reunión con el Gobernador Miguel Angel Riquelme Solis.
Por cierto, mucho se comenta el hecho del que Alejandro Gurza Obregón, uno de los adláteres laguneros de AMLO, quien lo hizo figurar -quien iba decirlo-, como candidato a Senador bajo las siglas de su partido, en las elecciones del 2016 no aparezca ahora, como cercando al próximo Presidente de México. Ya sabe Usted, como ha sido Alejandro Gurza a lo largo de su singular carrera pública, como gente de extrema derecha en sus años mozos y de madurez primero, para acabar “en la izquierda” en la etapa declinante de su vida
