1-J activa la sucesión

    Por Gerardo Hernández González

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    El eje formado por el PAN y Morena en las regiones Laguna, Centro, Carbonífera y Fronteriza, tras las elecciones del 1 de julio, arrinconó al PRI en Saltillo, desde donde buscará retener la gubernatura en 2023. La sucesión inició prematuramente, como hace seis años, pero esta vez en un escenario adverso para el partido en el poder, sin un favorito claro y sin que la nueva administración se asiente por completo todavía, debido a la intromisión de Rubén Moreira. La ambición incuba ya las primeras traiciones. A partir del 1 de enero próximo, el partido de Miguel Riquelme gobernará el menor número de alcaldías en su historia (18), con el 41.89% de la población del estado; el PAN-UDC al 45.35%, Morena al 12.71 y el PRD al 0.05.

    Con una legislatura también de mayoría opositora, una crisis de liderazgo agravada por la contundente derrota en las urnas y un rechazo creciente hacia su emblema, el PRI perdería hoy las elecciones para gobernador. El triunfo de Morena en las dos senadurías de mayoría, en los distritos de San Pedro, Monclova y Torreón, así como en las alcaldías de Piedras Negras, Matamoros, Francisco I. Madero y Parras, convierten desde ahora al partido de Andrés Manuel López Obrador en el favorito para la sucesión de 2023.

    El PRI conservó Saltillo, con Manolo Jiménez, pero volvió a perder dos posiciones estratégicas: Torreón y Monclova, donde postuló a empresarios sin trayectoria política y de militancia cuestionable: José Antonio Gutiérrez, identificado con el exgobernador Rubén Moreira, y Lourdes Kamar. Samuel Rodríguez, presidente de la junta de Gobierno del Congreso local y operador electoral de Humberto Moreira, y Jorge Morán, exalcalde interino y exsecretario de Seguridad Pública de Rubén Moreira, recibieron la consigna de imponer a Gutiérrez a cualquier precio. La estrategia incluyó amenazas a líderes y activistas de oposición, así como una campaña en medios de comunicación y redes sociales contra Jorge Zermeño (PAN), quien obtuvo la reelección por amplio margen.

    La tercera derrota más relevante para el PRI, para efectos sucesorios, ocurrió en Piedras Negras. El expriista Claudio Bres, postulado por Morena, venció a la alcaldesa en funciones, Sonia Villarreal, impulsada también por Rubén Moreira, en cuyo gobierno fue diputada local y secretaria de la Mujer. Piedras Negras, donde por primera vez habrá alternancia, no solo es el segundo municipio más poblado en poder del PRI. También representa, por su vecindad con Estados Unidos y Tamaulipas, una ruta clave para el tráfico de drogas, armas y personas. Piedras Negras ha estado en el ojo del huracán en los últimos años por el asesinato y desaparición de personas en el Centro de Readaptación Social, documentados por

    Sergio Aguayo y Jacobo Dayan, investigadores de El Colegio de México, en el estudio “El Yugo Zeta. Norte de Coahuila 2010-2011”. También por la fuga de 131 internos, en 2012 (cuando Morán era secretario de Seguridad Pública), y más recientemente por el atentado contra Fernando Purón, candidato del PRI a diputado federal por el distrito 01, donde ganó la coalición PAN-UDC.

    El PRI y el gobierno movilizaron su maquinaria para recuperar Acuña, donde propusieron al empresario Jorge Ramón —sobrino del exsenador priista Jesús María Ramón—, y evitar ser derrotados en Piedras Negras, Sabinas y otros municipios. Nada funcionó. Ni las malas artes de Rubén Moreira y David Aguillón, ni la guerra sucia. En San Pedro, donde nunca había ganado el PAN, esta vez lo hizo con Patricia Grado, también perseguida por el moreirat

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