El sueño existe

    Por Marcos Durán Flores

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    La mañana del 11 de julio del año 1973, el doctor Salvador Allende Gossens, Presidente de Chile, se dirigió por última vez a su pueblo. Tres años habían pasado desde su toma de protesta cuando despertó la esperanza entre los pueblos de Latinoamérica de que un futuro digno, independiente y soberano era posible.

    Allende tuvo su primer contacto con la vida pública en el año de 1937 al ser elegido diputado por Valparaíso, ciudad que Pablo Neruda eligío como su morada y que describió en uno de sus poemas diciendo “AMO, Valparaíso, cuanto encierras,
    y cuanto irradias, novia del océano”.

    Como líder del partido socialista y luego de cuatro intentos, Allende gana la Presidencia de Chile. Desde entonces lanzó una conjura: ¡Basta a la explotación económica! ¡Basta a la desigualdad social! ¡Basta a la opresión política! En 1971 nacionalizó la industria del cobre, lo que desató una violenta y feroz oposición entre la derecha chilena y los poderes fácticos.

    Una gran mayoría de chilenos, en especial los sectores populares lo apoyaron en los comicios parlamentarios de 1971 y en los municipales de 1973.

    Pero sólo era cuestión de tiempo para que fuera expulsado de La Moneda. Las fuerzas más oscuras bramaban en su contra y jamás le perdonarían sus deseos de querer materializar un creciente bienestar y una distribución más justa de la riqueza. Por eso desataron una conspiración iniciada por algunos sectores de las clases altas y del ejército; la crisis económica fue el pretexto perfecto para derrocarlo. Con la sociedad chilena polarizada, Allende decide tomar medidas que sirvieran como vehículos de diálogo y negociación. La derecha consideró la situación insoluble y recurre al golpe de estado militar lanzado un 11 de septiembre de 1973, con el general Augusto Pinochet encabezando el golpe final con un bombardeo que provocó que ardiera el Palacio de la Moneda y con él, la democracia chilena.

    Allende rechaza las exigencias de rendición y es asesinado. La versión del suicidio fue desestimada hace poco cuando nuevas técnicas forenses confirmaron el artero crimen. Su muerte dio ejemplo de consecuencia y convicción democrática. Al llegar Pinochetal poder, son asesinados miles de opositores a su régimen y decenas de miles más son torturados.

    Ya con el control del gobierno, Pinochet envía a un grupo economistas chilenos a la Universidad de Chicago y a otras universidades para estudiar con los padres de neoliberalismo Milton Friedmany Arnold Harberger. Después de abrazar sus ideas estos economistas regresan a Chile para apoyar al régimen militar de Pinochet imponiendo las políticas de libre mercado.

    Se privatizó todo lo privatizable y Chile se convirtió en un ejemplo clásico de capitalismo de libre mercado, epro vigilado por las armas de Pinochet. Finalmente y tras perder un plebiscito nacional, en 1990 termina su régimen de terror. Atrás quedaban 17 años de barbarie. La historia se encargó de poner a cada quién en su lugar. Al final de su vida, indigna y cobarde, Pinochet fue perseguido y a punto de ser juzgado por sus crímenes. Jamás recibió una sentencia judicial, pero sí recibió el juicio de la historia.

    Michelle Bachelet, entonces Presidenta de Chile, victima ella misma de su violento sistema, lo describió de cuerpo entero: “Augusto Pinochet es para Chile un referente de división, odio y violencia”.

    Por su parte, la figura de Salvador Allende se ha acrecentado con el tiempo y con él el ideal del hombre libre. Hace algunos años, cuando visite Santiago comprobe lo que años antes vaticina Pablo Milanés pues yo pise las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada, y en una hermosa plaza liberada me detuve a a llorar por los ausentes.

    Sus últimas palabras fueron: “Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Su sueño aún existe”.

    @marcosduranf

     

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