Las listas de Forbes

    Por Gerardo Hernández González

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    La corrupción se halla tan extendida, sus raíces son de tal profundidad y los intereses que comprende tan diversificados, que atacarla resulta una tarea titánica. La coraza de la impunidad es impenetrable y cubre a alcaldes, gobernadores, presidentes de la república, legisladores federales y locales y funcionarios de todo rango y signo partidista. Solo la alternancia en algunos estados y la presión internacional han podido perforar la armadura. Dos exmandatarios locales a los que Enrique Peña Nieto presumió como el rostro del “nuevo PRI”, están en prisión por peculado, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero; uno más se encuentra prófugo. Se trata de Javier Duarte (Veracruz), Roberto Borge (Quintana Roo) y César Duarte (Chihuahua).

    Los casos Odebrecht y La Estafa Maestra, que involucran a funcionarios del primer círculo de Peña Nieto en sobornos y en el desvío de siete mil 760 millones de pesos a empresas fantasma, podrían ser los primeros en ser investigados por la próxima administración tras la derrota del PRI el 1 de julio. Después de un sexenio de impunidad, México no espera menos. La corrupción fue el principal motor del voto de castigo.

    La voluntad del presidente para combatir el flagelo la puso a prueba la revista Forbes, recién iniciado el segundo año de su mandato, con la publicación de “Los diez mexicanos más corruptos” de 2013. En la lista figuran dos caciques sindicales (Elba Esther Gordillo, del SNTE, y Carlos Romero Deschamps, del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana), el hermano de un expresidente (Raúl Salinas de Gortari), cinco exgobernadores priistas (Andrés Granier, de Tabasco; Tomás Yarrington, de Tamaulipas; Humberto Moreira, de Coahuila; Fidel Herrera, de Veracruz; y Arturo Montiel, tío de Peña Nieto, de Estado de México); y dos colaboradores del expresidente panista Felipe Calderón (Genaro García Luna y Alejandra Sota, quien documentó, ante la Secretaría de la Función Pública, no haberse enriquecido ilícitamente).

    De la nómima de Forbes, solo Gordillo y Granier se encuentran presos desde 2013 (la primera bajo arresto domiciliario después pasar cinco años en el Reclusorio Femenil de Tepepan). La exlíder del SNTE apoyó a López Obrador en la elección de este año, como antes lo hizo con Felipe Calderón. La captura de Yarrington se produjo en Florencia, el 9 de abril de 2017. México lo reclamó, pero el gobierno de Italia, acaso por precaución, prefirió extraditarlo a Estados Unidos. El exaspirante presidencial ingresó a una cárcel de Texas el 20 de abril pasado. Podría ser condenado a cadena perpetua.

    Forbes, especializada en negocios y finanzas, no ha actualizado el catálogo de los más venales, como lo hace cada año con los más ricos del mundo, donde el magnate mexicano Carlos Slim tiene un lugar asegurado. El narcotraficante Joaquín Guzmán, el Chapo, apareció tres años consecutivos en el club de los billonarios; la última vez en 2011, cuando la revista calculó su fortuna en mil millones de dólares. Muy lejos de Slim. Pero si la frecuencia de la lista de los más corruptos es sexenal, la próxima podría publicarse a finales de 2018 e incluir al ya para entonces expresidente Peña Nieto, a funcionarios federales y a otros gobernadores, no solo del PRI.

    En tiempos no tan remotos, Forbes incluyó a Carlos Hank González entre los multimillonarios del mundo. Predecesor de Peña Nieto en la jefatura del Grupo Atlacomulco, el exgobernador de Estado de México hizo honor a su propio credo: “un político pobre es un pobre político”.

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