El capitalismo ¿una consecuencia religiosa? La teoría de Max Weber

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Un sociólogo dedicó su vida a estudiar cómo las religiones influyen en el desarrollo de las políticas económicas del mundo. Su análisis muestra un lado diferente de la visión capitalista del mundo, se aleja de ser un sistema monetario a convertirse en parte de una filosofía. ¿Qué descubrió Weber? ¿Realmente tienen algo que ver?.

Max Weber (1864-1920) fue un filósofo, sociólogo e historiador alemán que dedicó su vida a estudiar las religiones y su influencia en el mundo, desde el punto de vista político y social. Su mayor influencia nace de sus análisis religiosos, sus teorías muestran un punto de vista muy particular en el que toma como base las creencias religiosas para todos los sistemas económicos del mundo.

La economía y la religión ¿Tienen relación?

Weber era un apasionado de la economía, la veía como una filosofía en lugar de ser una ciencia. Se dedicó a analizar cómo la industrialización afectó a su Alemania natal, estudió cuidadosamente cada uno de estos cambios y su misión fue explicárselos al mundo.

El capitalismo fue una de las vertientes que mejor analizó y en su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1904) -que es su obra más reconocida-, se dedicó a analizar el surgimiento de este fenómeno y cómo las religiones habían influido en su desarrollo.

Mientras que algunos opinan que el capitalismo nació por los avances tecnológicos, Weber propone que el sistema tiene un origen religioso. No quiere decir que alguna deidad influye en el proceso, sino que un conjunto de preceptos e ideas preconsebidas de la vida, es lo que logró que se formara el sistema económico que hoy domina al mundo.

¿El protestantismo inició el capitalismo?

Según Weber, Sí. En su libro “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (1904) explica cómo el conjunto de creencias religiosas del protestantismo son las bases de este sistema económico.

Weber atribuye el sistema al calvinismo, una doctrina religiosa protestante que le da autoridad a Dios sobre todas las cosas. Dentro de su entender, sus creencias religiosas hacían que se sintieran ansiosos, culpables y pecaminosos, al estar bajo la vigilancia constante de una deidad que en algún momento de la existencia los juzgará por sus acciones.

La única manera de aligerar sus pecados era “trabajar duro”, mientras más efectivo y productivo fuera, más agradable sería la percepción de Dios sobre ese individuo. La obsesión por el trabajo buscaba una única cosa: incrementar la productividad y el sistema capitalista -según Weber- mantiene este ideal: ser altamente productivo y efectivo.

El protestantismo, negó la existencia de los milagros, su interés por investigar qué sucedía realmente tras estos fenómenos considerados sagrados, hizo que la tecnología mejorara cada día más. Era imparable la sed de conocimiento.

Todos estos factores, fueron lo que moldearon la idea económica de lo que hoy se conoce como capitalismo, así lo concluye Weber.

Los problemas económicos nacen de fallas culturales

Max Weber, además de analizar los sistemas económicos, era sociólogo. En su estudio de las masas llegó a la conclusión de que algunas economías funcionan mejor que otras debido a la educación que reciben y a la cultura en la que creen.

Weber insitía en la importancia de mantener una mentalidad estable y consistente alrededor del trabajo. Buscar la máxima productividad debía ser parte fundamental de todas las culturas.

Su tesis implica que los sistemas económicos están en mano de los líderes políticos porque el público no tiene suficiente acceso o conocimiento a las informaciones verdaderamente importantes de la economía.

Su pensamiento explica, que para lograr un cambio en el mundo -desde el punto de vista económico y social- es necesaria una revolución cultural.

Con información de Culurizando

 

 

 

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