Oligarquía-AMLO: pulso final

    Por Gerardo Hernández González

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    La posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) suceda a Enrique Peña Nieto es tan real como el rechazo e incertidumbre que aún genera en sectores de las clases media y alta, así como en algunos círculos intelectuales, pero sobre todo en la cúpula empresarial. Sin embargo, las corporaciones siempre terminan por entenderse con el presidente de turno, aun sin ser su preferido. Esta vez no será la excepción, a pesar de sus discrepancias con el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia y de su apoyo a Ricardo Anaya, de la alianza Por México al Frente.

    Alan Riding —autor de Vecinos distantes: un relato de los mexicanos— califica el virtual ascenso de AMLO al poder como una sacudida. Para tratar de evitarla, la élite patronal tiene una estrategia: “aumentar en mayo la sensación de miedo ante la posible victoria de López Obrador (…) cerrar filas con el conservador Ricardo Anaya, garante de la continuidad (…) llegar a junio con posibilidades de revertir los sondeos y acaparar el voto útil de quien no quiere la victoria del líder de Morena, según se desprende de conversaciones con la decena de directivos consultados, bajo condición de anonimato” (El País, 07-05-18).

    La nota de Javier Lafuente e Ignacio Fariza advierte que “un punto de inflexión para calibrar la oportunidad de victoria de Anaya” serán los debates presidenciales del 20 de mayo y el 12 de junio. “En caso de que no se reduzca la distancia con López Obrador, la mayoría de los consultados da por hecho que se produciría un acercamiento con el líder de Morena para tratar de limar las tensiones ante un eventual triunfo”.

    La animadversión de la élite económica hacia AMLO no la comparte un sector importante de los pequeños y medianos empresarios, los cuales generan casi el 80% de los empleos. Por otra parte, el segundo cara a cara pasó también sin pena ni gloria. El candidato de la izquierda volvió a decepcionar, pero fue el único que mejoró su posición en las encuestas.

    AMLO niega que pretenda implantar un modelo como el de Venezuela. Sin embargo, aclaran Lafuente y Fariza, “sí se ha comprometido a reducir el poder que hasta ahora han tenido los grandes empresarios en México, un país atravesado por la pobreza. Más de 50 millones de personas, casi el 44% de la población, viven en situación de carestía. Según un informe de Oxfam de 2015, cuatro multimillonarios mexicanos tienen casi el 10% del PIB; el 10% controla más de las dos terceras partes de la riqueza nacional y el 1% acumula un tercio del total. ‘Ya no van a tener el privilegio de mandar. Va a haber garantías para que no sean perseguidos, van a poder actuar con absoluta libertad, pero ya no podrán hacer negocios al amparo del poder y mediante la corrupción; eso ya se terminó’, asegura el líder de Morena”.

    El fracaso de la campaña de José Antonio Meade, candidato de Todos por México (PRI, Verde, Nueva Alianza), quien se aleja cada vez más de AMLO, forzó la sustitución de Enrique Ochoa por René Juárez en la presidencia del PRI. “El cambio —dice El País— ha aumentado la incertidumbre y desconfianza entre la élite empresarial. La intención del sector más duro del PRI de impulsar la candidatura de Meade, más con vistas a salvar al tricolor de una debacle a nivel local que con la esperanza de lograr la victoria presidencial, no ha terminado de sentar bien a los empresarios. Temen que, si la disputa entre Meade y Anaya por el segundo lugar se prolonga, la distancia con López Obrador se volverá inalcanzable”.

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