Las jirafas son animales icónicos. Su largo e inconfundible cuello las convierte en el mamífero más alto del mundo, por lo que cualquiera podría pensar que son animales bien conocidos por la ciencia. Pero no es así. Hace un par de años, científicos alemanes descubrían que existen cuatro especies de jirafa, y uno una como se creía. Ahora, otro equipo británico ha vuelto a poner de manifiesto lo poco que sabemos no solo sobre su ecología, sino también sobre su comportamiento.
Pues bien, los biólogos aceptan de forma generalizada que el tamaño de grupo de los animales aumenta cuando existe un riesgo de depredación, ya que ser muchos reduce el riesgo de muerte de los individuos y hay «múltiples ojos» para detectar a cualquier enemigo dispuesto al ataque.
Si bien tipo de hábitat tuvo algún efecto sobre el tamaño del grupo, lo que realmente influyó fue el comportamiento de las hembras adultas, que formaban grupos más pequeños cuando tenían crías. Esto es contrario a otra creencia popular de que las jirafas forman grandes grupos para el cuidado comunitario de sus pequeños. El estudio, publicado esta semana en la revista «Journal of Zoology», presenta la primera evidencia que demuestra que, en realidad, es todo lo contrario.
A pesar de su importancia, las jirafas han sido significativamente menos estudiadas en comparación con otros carismáticos mamíferos africanos. La idea errónea común es que las jirafas están en todas partes en África. Sin embargo, los recientes esfuerzos de investigación han resaltado la naturaleza fragmentada y en rápido declive de sus poblaciones.
«Su reciente inclusión como ‘vulnerable’ en la lista roja de la UICN es un paso valioso para reconocer su potencial de extinción, y se necesita más investigación para comprender las amenazas y los desafíos que enfrentan en la naturaleza», señala Muller.
Los próximos pasos para esta investigación serán replicar los hallazgos en otras áreas de África. El estudio se llevó a cabo en África Oriental, y se necesita saber si se observan los mismos efectos en otras poblaciones de jirafas. Los resultados se pueden utilizar para comprender cómo el manejo de los hábitats, las variables ambientales y sociales pueden apoyar la conservación de las poblaciones de jirafas.
Con información ABC.es