Ese continente perdido llamado jóvenes

    Por Jesús R. Cedillo

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    Un día fui joven. Afortunadamente fue poco tiempo. Casi inmediatamente me hice viejo. Digamos que la infancia la disfruté mucho, más que ser joven. Tal vez eso llamado conciencia y responsabilidad se me dio tan joven, que me hice viejo por elección. Lo he contado antes, siempre quise ser viejo y sabio como lo era mi padre. Era mi modelo a seguir e imitar. Afanado en su tarea milimétrica al ser sastre de oficio, le veía encorvado, cortando telas (eran géneros, no telas) para prepara los trajes de tres piezas (impensable en esa época no llevar chaleco) a la medida de sus clientes, los cuales vestían con galanura y estilo. Mi padre fue el sastre José Cedillo Rivera, él mismo figurín de aparador, catrín en la Alameda. Saco (blazer, decimos hoy) en su sitio, camisa blanca con puños y cuello perfectamente bien almidonados. Pantalón de varios hilos en la cintura y siempre por arriba del talle, zapatos de charol con tacón cubano… oloroso a tabaco y lavanda, siempre me quise parecer a él, vestirme como el sastre que era mi padre.

    Tal vez por esto, me hice viejo rápido. Pasé de la infancia a la vejez sin red de protección. Eso de ser niño y ahora, lo recuerdo, pues del todo no se me dio tampoco, pero insisto, lo disfruté mucho. Como fui el último de mis hermanos, todo era para el “niño”, para el chiquito, para el Benjamín de la familia, para decirlo en términos bíblicos. Y atado a esto, a la enseñanza de la Biblia, cuando llega el fatídico 30 de abril, el “Día del niño”, fecha que ya se acerca en el calendario, hay una muletilla infame que todo mundo dice y pronuncia, como si fuese una feliz gracejada, siendo una estupidez total: “sé de nuevo niño, saca al niño que traes dentro.” Puf, nada más infame que ello. Dice la Biblia (si usted cree en ella), específicamente en 1ª de Corintios13.11, “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.”

    Caramba, crea usted o no en la Biblia, la enseñanza es tal cual la de un filósofo como Demócrito, Nietzsche o Emile Cioran: hable como hombre, piense como hombre, juzgue como hombre… deje atrás usted ser niño o joven. ¿Quién va a decidir esta elección, como siempre? Pues usted, el hombre, la mujer. El adulto, pues. Yo estoy viejo, pero usted es un hombre o mujer en plenitud de vida. No tengo ningún empacho en reconocerlo. Si usted revisa en estos días la prensa, la radio o la televisión (las redes sociales son basura), afloran de nuevo las mismas muletillas: los jóvenes, el “futuro” de México, como ahora están más “enterados” por Internet, decidirán el rumbo de la elección. Falso, usted con su voto responsable, usted y nadie más va a decir si vota por un gris José Antonio Meade, un intolerante como Andrés Manuel López Obrador, o un tipo ambicioso y audaz, como Ricardo Anaya, el cual no tiene moral para arrebatar sus objetivos de vida: dinero, harto dinero, y llegar a la Presidencia de México.

    ¿Por qué no creo en ese continente llamado jóvenes? Un ejemplo rápido: en teoría, esos llamados “Millennials”, los cuales están sobrevaluados en todos los aspectos, son los que dominan a México y al planeta. Entre su órbita de vida figura la gastronomía (hay veganos, vegetarianos, celiacos, locavores, glutenfree… y un sinfín de ramificaciones), de poco más de 123.5 millones de mexicanos, más de la mitad, 71.3 son usuarios de Internet. Si todo mundo tiene el conocimiento de una vida saludable a un click de distancia, ¿por qué somos el país de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo) con mayor tasa de sobrepeso (obesidad). Lo voy a decir otra vez, pero ahora en cristiano: de 35 países miembros de la OCDE de Europa, América y de la región Asia-Pacífico, México es líder mundial en obesidad (Informe de 2017, mes de noviembre en París, Francia).

    ¿“Millennials” y la comida saludable? Otro mito de Internet. Perdón, se me olvidaba, México es el primer lugar en obesidad infantil. Uno de cada tres adolescentes (esos que usan la red full time) de entre 12 y 19 años, tiene sobrepeso y obesidad (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición). Es decir, vegetan en su sofá frente a una pantalla “plana e inteligente.”

    ¿Usted cree que van a votar y a elegir al mejor prospecto para Presidente?

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