La Saeta

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    Hace algunos unos años, durante un viaje a un país asiático tuve la oportunidad de visitar un templo budista y al salir del lugar, conversé con un visitante local que al notar que en mi cuello colgaba una cruz con la figura de Jesús me preguntó: ¿Quién es él?. Le contesté que era el hijo del Dios de nuestras creencias, el Salvador enviado a la tierra por su padre para morir, resucitar y así redimir nuestros pecados. Al escucharme, el hombre me dijo: ¿Y porqué lo quieren ver sufriendo?. Para un practicante del budismo, religión con profundos valores humanistas era difícil entender que utilizáramos como imagen religiosa la de un hombre colgado, sangrando y golpeado hasta su muerte y todo por salvarnos.

    Durante estos días diversas culturas celebran la Semana Santa. En Filipinas el salvajismo ayer crucificó con clavos y coronas de espinas a diez hombres y cientos más se autoflagelaron golpeándose la espalda con varas.
En Brasil, en la comunidad de Brejo da Madre De Deu del estado de Pernambuco, construyeron una ciudad (su Crucificódromo) que cada Semana Santa representan la pasión de Jesús de una manera tan real que el elegido para representar el papel casi muere.

    En México en la Delegación Iztapalapa en la capital del país,  la conmemoración data de 1843 y es una forma de agradecimiento al “Señor de la Cuevita”, una imagen a quien atribuyen el milagro de erradicar una epidemia de cólera que mató a cientos de sus pobladores. Son 168 años de colgar jóvenes en una cruz con las reglamentarias tres caídas y los respectivos azotes.

    En España también se evoca la muerte de Jesús. La región de Andalucía y en especial la ciudad de Sevilla tienen uno de los mayores festejos en el mundo. De su amada Sevilla fue originario el poeta Antonio Machado, perteneciente a la denominada Generación del 98 y uno de los más destacados representantes de la poesía ibérica.
Machado a quién cubre el polvo de un país vecino, combatió en la Guerra Civil española en donde republicanos y conservadores se enfrentaron a muerte. Laicos y católicos, hermanos todos peleando por un mismo país dividido por creencias políticas y religiosas.

    Como muchos otros supe de Machado por la música de Joan Manuel Serrat. El álbum “Dedicado a Antonio Machado, Poeta” contiene poemas convertidas en canciones interpretadas por el  soñador del pelo largo. De entre ellas destacaría Cantares y La Saeta.
El poema “La Saeta” es parte de la obra Campos de Castilla, uno de los libros fundamentales del escritor andaluz. En la primera estrofa de esta poesía Machado pregunta: “¿Quién me presta una escalera para subir al madero para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?”. Machadose niega a cantar al Jesús crucificado, al Cristo que muere por siempre y para siempre. Machado prefiere como muchos de nosotros, cantar al Jesús vivo, al que triunfó sobre la muerte.
Imaginaba el poeta un Jesús que bajaba de su cruz para seguir propagando su palabra. Un Mesías por el que valía la pena mejor vivir que morir. Prefería recordar al Jesús que vivió a plenitud, amando y respetando a sus semejantes, un ejemplo de compromiso con los que menos tienen que denunció las injusticias del poder de Roma y que demandaba solidaridad con los desposeídos.

    Y es que en algún momento de la historia se impuso de manera “oficial” el Jesús en agonía eterna, un Gólgota perpetuo, en lugar de una celebración a la vida. Tal parecería que el deseo de la jerarquía eclesiástica es y era utilizar la crucifixión y el sufrimiento de Jesús en la cruz como un instrumento de sometimiento intelectual. El propósito es uno: Si quieres redimirte debes de sufrir pues Cristo se sacrificó por tus pecados. La iglesia sería el medio y la llave de esa salvación y claro está, quien tiene las llaves y el monopolio de la entrada al cielo, controla al mundo.

    La pregunta sería: ¿A cuál Jesús preferimos?, al crucificado “siempre con sangre en las manos” como afirmóMachadoo al Jesús pescador de hombres en la antigua Galilea que caminó por la tierra dejando un mensaje de paz. El sevillano en su poema “La Saeta” dice: “Oh no eres tú mi cantar, no puedo cantar, ni quiero, a este Jesús del madero sino al que anduvo en la mar”. Espero celebren todos una feliz fin de la Semana Santa.

    @marcosduranf

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