Me das miedo México

    Por: Marcos Durán Flores

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    El joven Damián hijo de un acaudalado empresario, se ha enamorado de Leticia, una trabajadora de servicio doméstico de su casa. Usted y yo sabemos que ese amor es a todas luces imposible, porque además de la diferencia de clases sociales, existe la fundada sospecha de que entre ellos pueden ser ¡hermanos! Pero además, enfrentan el odio de un hombre desalmado y el de una mujer calculadora y fría que se oponen a su felicidad. El secreto de su probable hermandad es conocido solo por su nana y por un sacerdote católico que viste siempre de sotana. Damián es caracterizado por el ¿actor? Demian Zepeda que no pasa más de más de cinco minutos de cualquier capítulo sin que muestre su torso desnudo. Leticia es Maite Perroni, que insiste en hacernos sufrir al interpretar el tema principal de la telenovela. Los protagonistas también pueden ser Angelique Boyer y Sebastián Rulli que para el caso es lo mismo.

    Pero luego de vencer tremendas dificultades y aclarado mediante prueba de ADN que no eran hermanos, la pareja consuma su amor y viven felices para siempre: El triunfo del bien sobre el mal.

    Estos argumentos absurdos y repetitivos, arrasan con el rating televisivo nacional y mantienen en el desasosiego de lunes a viernes a millones de mexicanos. Las telenovelas han creado un efecto pernicioso especialmente en niños y adolescentes, expuestos aun más a escenas de violencia, tráfico de drogas, abuso del alcohol, triángulos amorosos y obsesiones sexuales. Pero a pesar de que el ingeniero Eugene Polley inventó en 1955 el control remoto, una mayoría de mexicanos deciden no cambiar el canal, solo para profundizar el resentimiento social y la consolidación de estereotipos de mujeres esbeltas y hombres guapos y ricos como camino para alcanzar la felicidad.

    Las telenovelas de carácter histórico como “El Carruaje”, “Los Caudillos”, “Senda de Gloria”, “El Vuelo del Águila” y “La Antorcha Encendida”, dieron paso a dramones como “Los Ricos También Lloran”, “La Madrastra”, “Destilando Amor”, “Teresa”, “María la del Barrio”, “Fuego en la Sangre”, “Corazón Indomable” y “La Tempestad”, y a Miguel Sabido lo sustituyeron Emilio Larrosa, Juan Osorio y Carla Estrada. Hoy día, las telenovelas mexicanas, son productos de exportación tan o más conocidas que la cerveza Corona.

    Escalofriantes, por decir lo menos, fueron los resultados de una investigación elaborada por el Colegio de México bajo el nombre de “Encuesta “Cultura Política de los Jóvenes 2012” http://www.culturapoliticajovenes.colmex.mx. El estudio, que es el más actualizado, fue elaborado entre 3 mil 250 jóvenes, de 76 ciudades del país y revela información preocupante. Y es que los encuestados, jóvenes de 18 y 29 años no les interesa informarse sobre política: Apenas el 1 % de ellos se han interesado sobre información política en las secciones de los diarios y en cambio, un 34 por ciento de estos jóvenes ven la telenovela con mayor frecuencia y un 32 por ciento dice que no cuenta con una ideología.

    En el caso de la población del sexo femenino que ve telenovelas, el porcentaje llega a más de la mitad. La encuesta indica que dos de cada 10 prefieren los noticieros y solo el 3 % está interesado en los contenidos culturales. Además, tres de cada 10 abren el periódico solo para leer la sección de deportes y sólo 0.7 % lo hace con el fin de informarse de cuestiones políticas. Cinco de cada 10 jóvenes afirma no tener el hábito de leer diarios y 95 de cada 100 está al pendiente de la televisión, donde claro, las telenovelas se imponen, alcanzando tal éxito que muchos de nuestros jóvenes buscan para sus vidas un “final de telenovela”, encontrado en ellas un referente de vida.

    A eso debemos de agregar que el resto de su tiempo libre, nuestros jóvenes lo desperdician enterándose en Facebook, Instagram o Whtasapp sobre el tiempo en que alguien corrió cinco kilómetros o mostrar que platillo va a degustar. Todo el conocimiento y formas para aprovechar la televisión, medios electrónicos y redes sociales, para dedicar nuestro tiempo en banalidades. Shakespeare decía que “Los viejos desconfían de la juventud porque han sido jóvenes”, pero en este caso las cifras y el resultado de la encuesta en mención nos hacen pensar una sola cosa: Me das miedo México.

    @marcosduranf

     

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