Prioridad: la seguridad

    Por: Jesús R. Cedillo

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    En este país, todo urge. Todo está por hacerse, todo está por edificarse. Todo está por construirse. Desde algo intangible como el honor ciudadano de cooperar socialmente y no prestarse a fraude alguno (compra-venta de votos) y algo tangible, como no escamotear a los empleados su justa remuneración, hasta la profesionalización de los Jueces, la vocación de los doctores en las instituciones de salud públicas o la capacidad bien probada de un maestro de escuela primaria al dar clases ante su grupo. Todo, todo está por hacerse y construirse, desgraciadamente.

    En pocas palabras: el ejecutivo debe de ejecutar el mandado público conferido (sus acciones políticas deben  de traducirse en obras), el policía debe de cuidar el orden y bien común, la secretaria debe de guardar secretos, el comunicador debe de comunicar, el barrendero debe de barrer, el profesor debe de enseñar… en este país, no siempre es así. Por eso algo tan delicado como la Seguridad Pública y en Coahuila, fue letra muerta en los primeros cien días de gobierno de Miguel Ángel Riquelme. Cien días en el libro en materia de Seguridad. Apenas el lunes 12 de marzo se designó como Secretario a José Luis Pliego, quien viene precedido de grandes credenciales. Debe de responder a tal expectativa.

    Y es que usted lo sabe, todos lo sabemos y padecemos: la inseguridad es nuestra condena como mexicanos, al menos desde hace dos sexenios: inició el mal con Vicente Fox, con Felipe Calderón (ambos del PAN), se agudizó y se declaró unilateralmente una “guerra”, hasta llegar con el priista Peña Nieto, el cual y en su mandato y el año pasado, ha sido el más violento en las últimas dos décadas con más de 25 mil homicidios dolosos. Este es el terrible panorama del cual los candidatos presidenciales… no hablan y claro, no saben cómo hacerle frente. Vaguedades, sólo vaguedades y lugares comunes. Y lo anterior preocupa aquí en esta frontera ruda que es Coahuila y en México todo: los criminales operan en todo el país, no hay estado de derecho en varias entidades (Nuevo León, Tamaulipas, Guerrero), hay victimización latente, la impunidad es reina (en Coahuila, estamos en el top 4 del país, datos de la UDLAP), el sistema penitenciario no reinserta en sociedad a ningún interno cuando sale, la corrupción vive en todo el país… en fin, lo que usted ya sabe y aún así, ningún candidato tiene un plan al respecto y la elección está a la vuelta de la esquina.

    Entrampados, en medio, entre el fuego de la impunidad y corrupción (Gobierno) contra la bala de los criminales (crimen organizado), usted y yo estamos como ciudadanos: las amas de casa, los niños que conviven con ello diario. Usted lo sabe, hace apenas días (miércoles 21 de febrero), aquí con los vecinos de Apodaca, Nuevo León, un niño de cuarto grado de primaria, al grito de “Voy a tirar plomo y haber a quién le cae….”  Sacó de su mochila escolar una réplica de arma de fuego y amenazó a su grupo escolar. Fue en la Escuela Primaria “Héroes de la Independencia.” Esta es nuestra realidad, espantosa realidad en esta frontera norte que diario, se salpica de muerte, dolor y sangre. Mientras tanto, Ricardo Anaya en Alemania, Enrique Peña Nieto bajo su escritorio, López Obrador huyendo de los debates y un José Antonio Meade echado para adelante, pero tercero en las encuestas… y sin plan de seguridad viable y certero a la vista.

    ¿Y los candidatos independientes? Como dijo el abogado Gerardo Blanco Guerra, especialista en derecho electoral, “los independientes están más muertos que Pedro Infante, maestro.” Sin duda.

     

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