Una cáscara de nuez

    Por Marcos Durán Flores

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    Murió el gran Stephen Hawking, quizás una de las mentes más distinguidas en la historia de la humanidad. Un hombre a quien la maldita esclerosis lateral amiotrófica mantuvo su  cuerpo atrapado en una silla de ruedas, pero que con su mente, viajo hasta llegar a los confines del Universo, ese mismo que de acuerdo a sus teorías no tiene bordes o límites en el tiempo imaginario. Las aportaciones a la cosmología y la física teórica del científico más famoso de estos tiempos son enormes así como también sus esfuerzos por la divulgar la ciencia que lo ha llevado a emprender numerosos viajes (incluyendo uno de gravedad cero).

    Al inicio de su carrera en la Universidad de Cambridge, Hawking trabajó en el Instituto de Astronomía y después en el Departamento de Matemáticas Aplicadas y Física Teórica. A partir de 1980 y hasta el 2009 ocupó la “Cátedra Lucasiana”, la misma que Isacc Newton impartía hace 344 años. Físico-Matemático, el Profesor Hawking ha trabajado durante toda su vida desentrañando el universo y las leyes que le gobiernan y mostró que la Teoría de la Relatividad implica que el espacio y el tiempo han de tener un principio, que los agujeros negros emiten radiación térmica y que existirían millones de mini agujeros negros formados por la fuerza de esta misma explosión origen del todo.

    Miembro honorario de la Royal Society en Inglaterra y de la Academia Nacional de Ciencias en los Estados Unidos a Hawking le otorgaron el Premio Príncipe de Asturias y ha publicado cuatro libros de divulgación científica: “Breve Historia del Tiempo” que vendió 25 millones de copias, “Agujeros Negros y Pequeños Universos”, “Brevísima Historia del Tiempo” (versión revisada y ampliada de su primer best-seller) y “El Universo en una Cáscara de Nuez”.

    En esta última obra parafrasea a Shakespeare cuando Hamlet, Príncipe de Dinamarca, a manera de monólogo dice: “¡Dios! Sería yo el rey del espacio infinito incluso encerrado en una nuez”. Hawking describía su vida en un cuerpo muerto y una mente con la que ha conseguido viajar sin límites. Así los humanos somos como reyes de un espacio infinito, pues no existen límites para el conocimiento y en unos pocos miles de años pasamos de vivir en tribus dedicados a la caza y con absurdas supersticiones a trabajar en el descubrimiento del Bosón de Higgs y enviar al vehículo Curiosity a Marte. Nuestros únicos límites siguen siendo los dogmas que nos separan y los daños que hacemos a la naturaleza a la que asegura terminaremos por destruir, por lo que dice hay que trabajar en una estrategia de salida de este planeta pues el futuro de la raza humana está en el espacio.

    A nuestra propia destrucción, agreguemos la naturaleza violenta del Cosmos como lo sucedido hace días en la provincia de Cheliábinsk en Rusia cuando un meteorito de 17 metros de diámetro, una masa de 10 mil toneladas y una velocidad de 18 kilómetros por segundo, explotó a 20 kilómetros de la tierra con una fuerza de 500 kilotones, equivalentes a 30 bombas nucleares como la de Hiroshima, pero nada comparado con el meteorito que impactó la Tierra hace 65 millones de años y que dejó un cráter de 200 kilómetros de ancho y 160 kilómetros de profundidad y que acabó con los dinosaurios.

    En “El Universo es una Cáscara de Nuez”, Hawking intenta responder las preguntas que han originado la búsqueda del Santo Grial de los científicos, pero también para el resto de nosotros: ¿Cuándo, cómo y qué creó el todo? ¿Por qué estamos aquí y de dónde venimos? Pero quizá los secretos de la existencia y de la creación están en otra parte del Universo y esa búsqueda mantiene la mente Hawking viajando para intentar comprender cómo es y porqué existe.

    En una conferencia que impartió en la Universidad de Cambridge en enero de 1991 que tuvo como nombre “El Futuro del Universo”, el Profesor Hawking dijo que algunos científicos no han aprendido la lección de la historia pues el universo no se comporta de acuerdo a nuestras ideas preconcebidas y continúa sorprendiéndonos. Hawking, conocido por su ateísmo, aseveró que Einstein estaba equivocado cuando dijo, “Dios no juega a los dados” porque “No sólo Dios juega definitivamente a los dados, sino que además a veces los lanza a donde no podemos verlos”. Y finalizó la conferencia diciendo: “Dios todavía se guarda algunos ases en la manga”. Si hay cielo, quizás Hawking este dictando cátedra.

    @marcosduranf

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