AMLO toma la Laguna

Por Gerardo Hernández González

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El sentimiento de los laguneros contra el partido gobernante en el estado se expresó frente al presidente López Obrador, el 28 de diciembre, en tres palabras: “¡Fuera el PRI!”. El recuerdo del moreirato –por la deuda, las masacres y la corrupción– es imborrable. Coahuila es la única entidad fronteriza donde no ha habido alternancia. El monopolio del PRI estuvo a punto de terminar en 2017, pero la división de las principales fuerzas opositoras (PAN, Morena y el candidato independiente Javier Guerrero) frustró el intento. Aun así, la coalición Alianza Ciudadana por Coahuila estuvo a menos de tres puntos de la Gubernatura.

AMLO ha puesto la mirada en La Laguna para ganar el estado, tierra de uno de sus próceres: Francisco I. Madero. La única autoridad priista en el Teatro Nazas de Torreón, donde inició el Programa Integral de Desarrollo para La Laguna, era el gobernador Miguel Riquelme. José Rosas Aispuro, de Durango, y el alcalde Jorge Zermeño, son del PAN. Los gritos contra el PRI le dieron al Presidente la oportunidad de mostrar su liderazgo y recibir una tanda de aplausos: “Les quiero pedir algo: respeto a todos. ¿Va a haber respeto? Urbanidad política, ya se acabó la campaña, ahora tenemos que reconciliarnos para sacar adelante (a) La Laguna, a Durango, a Coahuila y a México”.

Sin embargo, López Obrador es un líder en campaña permanente. La pensión mensual por mil 274 pesos a 46 mil adultos mayores y a 4 mil 881 niños con discapacidad, censados en los 16 municipios laguneros, y el pago de 3 mil 600 pesos a 10 mil 600 jóvenes que serán ocupados como aprendices por pequeños empresarios, representa una derrama de mil 235 millones de pesos anuales. El programa lo coordinarán Reyes Flores Hurtado y Enrique Novelo Solís, superdelegados de AMLO en Coahuila y Durango, respectivamente. La nueva estructura restará control político a los gobernadores del PRI y del PAN… y le dará votos a Morena.

Con mayoría en el Congreso federal y en 20 legislaturas locales, y apoyo social todavía sin mengua, el Presidente es dueño de la situación. La fuerza de los gobernadores disminuyó notablemente después de las elecciones del año pasado. López Obrador no necesita afrontarlos; al contrario, infunde confianza e incluso les saca las castañas del fuego, como lo hizo en Torreón, mientras les asesta un nuevo golpe en las urnas. “Por eso es muy importante la unidad y en este tiempo interelectoral, si no hay elecciones, unirnos todos. Ya cuando lleguen las campañas, cada quien a su partido. Pero, como su nombre lo indica, partido es una parte; Gobierno es todo. El Gobierno es del pueblo y para el pueblo y con el pueblo”, expresó frente un auditorio colmado de simpatizantes, dos mandatarios conturbados y un senador en la pista sucesoria.

Antes de la ceremonia en el Nazas, de las rechiflas y del grito repetido: “¡Fuera el PRI!”, los laguneros ya habían expulsado con votos al partido de los Moreira. En julio pasado, el PRI perdió la Presidencia de la República, las senadurías de mayoría y las diputaciones federales y locales. El PAN lo derrotó en Torreón, con Jorge Zermeño, y en San Pedro; y por primera vez perdió Matamoros y Francisco I. Madero (con Morena).

Coahuila no tendrá elecciones este año, pero sí Durango, donde en 2016 hubo alternancia en la Gubernatura. El 2 de junio próximo se renovarán los 39 ayuntamientos. Acción Nacional ocupa la Alcaldía de la capital, y el PRI las de Gómez Palacio y Lerdo. Si el fenómeno de Morena se repite en la antigua Nueva Vizcaya, el partido fundado por Calles habrá dado un paso más hacia la tumba; La Laguna, un salto para ser estado; y los programas de AMLO, obtenido su primera cosecha en las urnas.

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