AMLO y el apocalipsis

Por Jesús R. Cedillo

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¿A qué vino Andrés Manuel López Obrador a Saltillo el pasado jueves 18 de octubre? A dos cosas básicamente: a seguir en campaña, no obstante que es Presidente electo de México y a sumar a… amargados y resentidos sociales (perdedores, pues) de otros partidos políticos que no tienen ideología, sino sentido, harto sentido de la oportunidad. Caray, una y otra vez lo tengo que escribir robando espacio a lo importante, pero lo tengo qué hacer para que no se olvide: los medios de comunicación de Europa y Estados Unidos (“El
País”, “ABC”, Dier Spiegel”, por ejemplo), tienen como premisa no publicar notas que son sólo humo, un supuesto futuro, anhelos, esperanzas…
El anuncio de AMLO de ofrecer empleo a “40 mil jóvenes como aprendices” es eso: humo, sombra, polvo, nada. Dichos, promesas de campaña una y otra vez, pero hasta que sea un hecho, cualquier diario europeo entonces lo publicaría como una nota, algo verificable y cierto, pero antes como aquí. Pero lo más deleznable fue la “suma” de perdedores y resentidos de otras facciones políticas los cuales, sumados en el tren de la oportunidad, hoy se asumen pejistas.
Fue el caso de Luis Fernando Salazar (ex PAN), Armando Guadiana (ex priista, su esposa Lupita Mandujano fue panista y luego se dijo “independiente” lo que eso signifique), Reyes Flores Hurtado (ex panista y especialista en huelgas de hambre en contra de las instituciones que tuercen la ley), Claudio Bress (ex priista), Javier Guerrero (ex priista y ex candidato “independiente”, puf) y al parecer, también se sumaría al club Chilote López
Villarreal (ex panista y tal vez, el peor Alcalde de Saltillo).
Mientras AMLO y su corte de claques se paseaban en Saltillo y la región, en la ciudad de México, ciudad la cual él gobernó y luego de él, todos sus imitadores (Marcelo Ebrard, Rosario Robles, Mancera), esos días precisamente, se anunciaba el apocalipsis: no habría agua (no la hubo al momento de redactar estas notas y al momento de hoy de su lectura) para 8 millones de ciudadanos del Distrito Federal por ocho días.
El aviso oficial fue de cuatro días, siempre mienten. Ha sido de ocho largos y penosos días ya en muchos sectores, la falta total de agua. El escritor Armando Oviedo me ha dicho con palabras bien medidas, como siempre: “No habrá agua por ocho días. Es el principio del apocalipsis, como en las cintas de “El libro de Elí” o “Mad Max.” Tiene razón, pero le replico que en su bella ciudad llueve diario, entonces ¿por qué diablos no hay agua? Me replica, “la lluvia que cae, como en “Blade Runner”, es lluvia ácida, por lo cual vivimos en la antesala cinematográfica” del fin del mundo, agrego yo.
Van a darle mantenimiento al famoso sistema de agua “Cutzamala”, le van a dar mantenimiento al menos, porque nunca se ha planeado nada de largo aliento, como esos programas que los de “izquierda” le criticaban agriamente al PRI. AMLO y sus claques que han gobernado tan bella ciudad, consolidaron una especie de ciudad de derechos de avanzada (en el papel), pero nunca solucionaron los problemas reales de los ciudadanos.
No hay planeación urbana, los voraces empresarios inmobiliarios no saben de leyes ni de
reglamentos, la obtención de agua sigue trayéndose de lugares lejanos, hay exceso de demanda porque hay exceso de población y asentamientos humanos irregulares. La capital, según AMLO desde que gobernó y hasta hoy con Mancera, habla de una ciudad plena de derechos y garante del orden constitucional.
Es decir, demagogia populista. ¿Pruebas? Aquí van: en su flamante Constitución dice en su Artículo 9 del “Derecho al agua y su saneamiento… La ciudad garantizará la cobertura universal del agua, su acceso diario, continuo y equitativo y sustentable…” Eso es el papel perfecto de los derechos y de su lustrosa Constitución. En la vida real, 8 millones de ciudadanos no tuvieron acceso al agua en ocho días.
¿Y si estos cortes de agua se institucionalizan y ahora son por más tiempo? Tiene razón mi maestro, el escritor Armando Oviedo: el Apocalipsis ahora. Mientras tanto, AMLO, en campaña aquí en Saltillo.
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