La mano de Reyes

    Por Gerardo Hernández González

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    El presidente electo Andrés Manuel López Obrador recibió como ofrenda en su visita a Coahuila la incorporación a Morena del diputado Luis Fernando Salazar, hasta el miércoles pasado militante del PAN. La mano del futuro coordinador general del gobierno federal, Reyes Flores Hurtado, se empieza a sentir también en la estructuración de un movimiento (Morena) como partido.
    Con la vista puesta en la gubernatura, el tándem de Armando Guadiana y Reyes tiene tiempo para articular territorial y sectorialmente una corriente cuya fuerza radica en un solo hombre: AMLO. Morena debutó en Coahuila hace apenas un año. Con Guadiana como
    candidato a gobernador, recibió 151 votos (11.9% del total). La cifra es alta o baja según se la quiera ver. Elevada para una nueva formación y con respecto al otro partido de izquierda, el PRD, que recibió 21 mil papeletas (1.6%), pero muy por debajo del PRI y del PAN, cuya votación fue del 38.9 y el 36.4%, respectivamente. A escala municipal, solo se hizo con la alcaldía de Ocampo.
    Y aunque no ganó ningún distrito, obtuvo dos diputaciones de representación proporcional, una de las cuales (la de Elsa Villalobos), en la práctica pertenece a la bancada del PRI. Guadiana, pues, no provocó el despegue de Morena.
    Sin embargo, el factor AMLO resultó determinante en los comicios federales y
    locales de julio pasado. Morena arrasó en Coahuila en la elección presidencial, ganó las senadurías de mayoría por un margen de 3.8%, tres de las siete diputaciones (ahora tendrá cuatro con la de Salazar) y las alcaldías de Francisco I. Madero, Matamoros, Parras y Piedras Negras con el expriista Claudio Bres, quien ya ha ocupado en cargo en dos ocasiones.
    El reto de Morena consiste en desarrollar estructuras y presentar a los coahuilenses
    líderes creíbles y con prestigio, pues AMLO ya no volverá a estar en las boletas, y su desempeño en la presidencia incidirá, positiva o negativamente, en el ánimo ciudadano en futuros procesos comiciales.
    Los cuadros, los votos y la militancia de Morena provienen en su mayoría de otros partidos, por varias razones: 1) el agotamiento del PRI, el PAN y el PRD como opciones de gobierno; 2) la corrupción del sistema político; y 3) el clamor por un cambio real asociado al único líder que lo ofrecía. Si AMLO no cumple su agenda en plazos razonables, él y
    Morena empezarán a perder apoyo. Empero, el PRI y el PAN no han hecho nada para atraer a los electores frustrados. En esa tesitura, el expresidente Felipe Calderón propone crear un nuevo partido quizá como reemplazo del PAN. AMLO dio el paso con Morena
    y acabó con el PRD y con el PRI en una sola elección.
    En Coahuila, como en el resto del país, Morena puede desinflarse con la misma celeridad con que se convirtió en la primera fuerza política; al PAN ya le pasó con Fox. Si las elecciones para gobernador fueran hoy, el partido de AMLO arrollaría, como, todo indica, ocurrirá en Baja California el año próximo. Sin embargo, las votaciones serán en 2023, quinto año de la gestión de AMLO; si los resultados son favorables, la alternancia sería con Morena. Pero si el presidente incumple sus compromisos y hace la vista gorda con la
    corrupción, se cumpliría el refrán según el cual “del plato a la boca se cae la sopa”. Morena necesita operadores y cuadros. Por eso aceptó a Salazar, cuya afiliación a Morena provocó en las redes reacciones enconadas.
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