De ferias ejidales del libro

    Por Jesús R. Cedillo

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    Hay de festivales culturales a Festivales Culturales. Hay de ferias del libro rurales, a Ferias del Libro Internacionales. Así de sencillo. Aquí año tras año y una y otra vez, se hace creer que nuestra feria del libro ejidal, es la “mejor del norte.” Mentira podrida, de ser una buena feria que se perfilaba como una mediana para logros mayores (en su momento vinieron dos Premios Cervantes, la antesala del mismo Nobel, pues. Los maestros Juan Gelman y
    Tomás Segovia), se ha convertido en una feria pueblerina del libro, con las glorias ejidales de siempre. ¿Se hace a propósito? Para mí sí, sin duda. Es decir, como los coahuilenses pocos viajan, pocos invierten en andar libres en el país o de plano, no invierten en andar de vagos buscando aquí y allá lo mejor de la cultura, pues se hace pasar como “lo mejor” a los mismos protagonistas de siempre. Es un plan deliberado de Ana Sofía García Camil y
    su grupo de asesores. Sin duda.
    Y mientras aquí se dice que la feria del libro rural es “la mejor del norte” (sólo aquí se editan planas diciendo el anterior disparate, en las ciudades vecinas nadie la nombra), sin hacer ni alharaca ni aspavientos, justo cuando se realizaba la de Arteaga, en Querétaro se disfrutaba el famoso “Hay Festival.”
    Cuatro días que fueron intensos en eventos, conciertos, conferencias, charlas, presentaciones y venta de libros. Yo pude asistir par de días, pero vea usted el calibre de los invitados: la poeta y cantante Patti Smith; el premio Nobel de Química, Venki Ramakrishnan, la gran periodista mexicana a la cual admiro y tengo casi todos sus libros, Alma Guillermoprieto; el periodista Javier Moreno; la Nobel de la Paz, Shirin Ebadi, Lydia Cacho, el editor Diego Rabasa… por citar sólo algunos de los que fueron invitados. Dos Nobel, esta es la medida y rasero. ¿Y la feria ejidal de Arteaga? Caray, qué ganas de
    engañar al Gobernador Miguel Ángel Riquelme. En fin.
    Viene a cuento por que en Monterrey y a su Feria Internacional del Libro han invitado a un poeta de presencia mundial, un verdadero pararrayo celeste, uno de los últimos santos de la poesía vivo y de pie, el poeta de origen sirio, y libanés por adopción, Adonis (Ali Ahmad Said Esber, 1930). “Bajo mis penas tengo una ciudad”, dice un verso célebre y puntual del poeta. Su nombre figura cada año en las quinielas para ganar el Premio Nobel de Literatura. No le hace falta ganarlo. Luego de que en año pretérito se le dio a un cantante
    llamado Dylan, Adonis no lo necesita. Es considerado uno de los autores más
    importantes en lengua árabe en el mundo contemporáneo. Pocos como él han
    criticado con su palabra, sus juicios de valor y su estatura moral, las carnicerías y crímenes perpetrados en nombre de Alá y el Corán, en toda esa región siempre convulsa donde hoy habita el Estado Islámico (El ISIS por sus siglas en inglés).
    De hecho, no tibio, sino caliente, fue de los pocos o el único el cual criticó puntualmente la supuesta bonanza y “libertad” de aquello conocido como “Primavera árabe” en 2010. Hace relativamente poco, todavía lo reafirmó sin tapujos: “La primavera árabe se ha transformado en una pesadilla… La sublevación contra la tiranía precipitó nuevas formas de tiranía…” (Diario ABC , 2016). La ansiada democracia fue fruto de un día. Hoy, la vida ha
    retrocedido en estos lugares del Oriente y aún en Europa (Bélgica, Francia, España, Italia…) a niveles brutales de salvajismo y carnicerías, vaya, igual que en nuestro país, México. En Turquía, ya no hay medios de comunicación libres. Y aquí nació eso, la mentada “primavera árabe.”
    Vamos una vez más y como siempre, camino a la desdicha. Nadie dice nada. Estamos ciegos, sordos y mudos. Las tres A, la triple A es nuestra condena aquí: Aguas Blancas, Allende y Ayotzinapa. Buscamos aún a inocentes 43 estudiantes de una Escuela Normal Rural y encontramos una fosa con… más de 116 cuerpos en una sepultura clandestina en Tetelcingo, Morelos (mayo de 2016). En Jalisco, ya no hay tierra para sepultar a los muertos, ahora se conservan en tráileres, en redilas, en la caja de un armatoste. El terror.
    El terror que ha nadie conmueve ya para desgracia de todos. ¿Hay alguna diferencia con el terror del EI en Oriente? Ninguna. Lo dice claramente un poeta y no un analista político… “A Alí lo arrojaron a un pozo que taparon con paja,/ mientras el sol se alejaba cargado con sus muertos.”
    Adonis tiene razón. Los poetas, que son profetas, siempre tienen la razón. En México seguimos cargando con nuestros muertos. Un Informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha señalado que de las más de 23 mil personas desaparecidas en México entre el periodo de 2006 a 2014, más de 6 mil son niñas y adolescentes menores de 18 años.
    El saldo de Enrique Peña Nieto va a ser de miedo y escándalo al cerrar su ciclo de gobierno. El poeta sirio Adonis, fue encarcelado en su juventud. Dejó de creer en Dios, en Alá. Con la inteligencia y pregón de fuego que le caracterizan, ha criticado los regímenes musulmanes que pulverizan ciudadanos y los desaparecen en ácido o con bombas. Sí, igual que en México.
    Dos Premios Nobel en Querétaro. El pararrayo celeste de Adonis en Monterrey. Feria Internacional del Libro del 13 al 21 de octubre). ¿Y Saltillo? Por esto, sigo insistiendo en publicar cosas de valor (cultura en general) para que usted abra los ojos. Esto es lo importante, no la política de vecindario.
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