La vainilla, más cara que… la plata

    Por Jesús R. Cedillo

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    Cuando era infante, mis padres (mi familia, conmigo incluido, vaya), vivían en una calle tan extraña como de rancio abolengo lo es, Maclovio Herrera, en pleno centro de la ciudad. Barrio bravo. Si usted caminaba hacia el oriente, en la Plaza donde ahora está en la cárcel, enjaulado como siempre, don Ricardo Flores Magón, en su esquina estaba un bar (cantina, en aquellos gloriosos tiempos) de armas tomar: el “Taurino.” Diario, se armaban líos de golpes al calor de los tragos dobles. Era cantina de hombres, vaya. Y entre varones bien nacidos, sólo había una manera de limar diferencias: chingazos a puño cerrado. Así de sencillo.

    En este barrio nací y emprendí mis primeros pasos. En nuestra casa, mi madre en su amplio y solariego jardín, cultivaba todo tipo de árboles frutales y hortalizas y legumbres. Los frutales, legumbres y hortalizas que se podían, vaya. Recuerdo un chabacano, tomates, un naranjo que daba naranjas muy pequeñas, pero al fin naranjas. Había chiles de tos o tres tipos en sus ramas. Un planta de quelites y una planta que no me gustaba, pero que hoy recuerdo amorosamente por haberle gustado mucho a mi mamá en su momento: ejotes. Caray, eso era vida. Vida saltillense que hoy, con el tráfago de las prisas, se ha evaporado.

    ¿Cuándo perdimos esto? Pues insisto, hace mucho, mucho tiempo y polvo acumulado en el camino. El anterior y torpe liminar de mis recuerdos, viene a caso pro lo siguiente: ¿usted estimado lector, tiene en su casa, en su patio una planta o varias de vainilla? Le tengo una noticia: es millonario. Literalmente. No es broma y es literal. La vainilla, endémica de nuestro bello México, es la planta, la orquidácea con el aroma más delicado e incitante que jamás ha sido igualado en el mundo todo. ¿Cree usted en Dios? Pues entonces Dios la creó. Los antiguos habitantes de estas tierras, los aztecas, los nahuas, le llamaron “tlilxochitl.” Los españoles le llamaron vainilla. Es una planta de la familia de las orquidáceas y al día de hoy el precio de un kilo de vainilla oscila por el promedio de 575 y los 600 dólares (más de 510 euros), ¿Lo comparamos con la plata? Anda entre los 520 dólares por kilogramo… sí, la vainilla natural es más cara que la plata hoy en día.

    Los precios de la vainilla están no en las nubes, sino en el mercado internacional de valores. Desastres naturales, malas cosechas, imponderables de la naturaleza y claro, la especulación de las grandes compañías, han inflado el precio y su burbuja la cual no cede. Hay insuficiencia de vainilla y las compañías y restaurantes que la emplean milimétricamente para elaborar comidas, helados, nieves, postres con ella, de plano, muchas han dejado de lado su utilización por el precio como si fuese un lingote de plata. Lo es. Cuando llegaron los españoles, el inefable Hernán Cortés y su tropa de bandidos, estos vieron que al gran Emperador Moctezuma Xocoyotzin le daban a tomar una bebida preparada a base de cacao y maíz, perfumada ésta con una varita de vainilla. Esta bebida era llamada “Xocolatl”, la bebida de los dioses.

    Sí, el famoso y eterno ya chocolate. Hay alimentos y bebidas espirituosas, las cuales hacen volar. La cosa es de temerse en los textos del santo patrono de Aracataca, Colombia, Gabriel García Márquez. Remedios, la bella, es fecha la cual no regresa a tierra firme desde que levantó su acrobacia. Hay otros personajes voladores. En la misma “Cien años de soledad”, el coronel Aureliano Buendía y Remedios Moscote son casados por el padre Nicanor Reyna, el cual es deletreado así luego de probar una humeante taza de chocolate: “Luego se limpió los labios con un pañuelo que sacó de la manga, extendió los brazos y cerró los ojos. Entonces el padre Nicanor se elevó doce centímetros sobre el nivel del suelo. Fue un recurso convincente. Anduvo varios días por entre las casas, repitiendo la prueba de la levitación mediante el estímulo del chocolate, mientras el monaguillo recogía tanto dinero en un talego, que en menos de un mes emprendió la construcción del templo.”

    Chocolate con vainilla, ¡qué combinación! Pues sí, sigue siendo placer de dioses con dinero, harto dinero. Si usted de verdad quiere probar un alimento o aderezo auténticamente de vainilla, creo que es imposible. Todo es sintético. El precio de un kilo de vainilla al natural, más que un kilogramo de plata…

     

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