Lucha por el Senado

    Por Gerardo Hernández González

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    Una de las dudas sobre las elecciones del 1 de julio es cómo votarán los coahuilenses luego de haber estado a punto de terminar con 88 años de gobiernos priistas. Conviene empezar por las campañas para presidente y Congreso general, que pronto cumplirán un mes. Después vendrán las de ayuntamientos, las cuales, primera vez, coincidirán con las federales. Existen indicios sobre lo que puede ocurrir, sin embargo, en materia comicial, nada está escrito.

    El PRI no gana elecciones para senadores desde 1994. En 2000, 2006 y 2012, sus candidatos Alejandro Gutiérrez (preso en Chihuahua por un presunto peculado de 250 millones de pesos, mientras los Moreira, que arruinaron a Coahuila y le encajaron una deuda por más de 40 mil millones de pesos, gozan de libertad, influencia y otros privilegios), Jesús Villarreal, Jesús María Ramón, Salomón Juan Marcos Issa, Braulio Manuel Fernández e Hilda Flores fueron derrotados por las fórmulas panistas de Jorge Zermeño, Luis Rico, Guillermo Anaya, Ernesto Saro, Luis Fernando Salazar y Silvia Garza, respectivamente.

    En los mismos procesos perdieron los candidatos del PRI a la presidencia, Francisco Labastida, Roberto Madrazo y Enrique Peña, cara a cara con los del PAN, Vicente Fox, Felipe Calderón y Josefina Vázquez. En 2012 el PRI obtuvo una ventaja marginal por su alianza con el Partido Verde. Como resultado del efecto dominó, también ha sido en elecciones generales cuando el PRI ha perdido el mayor número de diputados federales: cuatro en 2000, cinco en 2006 (Javier Guerrero y Jericó Abramo fueron los únicos que ganaron) y tres en 2012.

    Sin embargo, por primera vez la elección de senadores podría no decidirse entre el PAN y el PRI, cuyos candidatos son Guillermo Anaya y Esther Quintana, y Verónica Martínez y Jericó Abramo, respectivamente. La fórmula de Morena, compuesta por Armando Guadiana y Eva Galaz, puede modificar el escenario por el impulso de Andrés Manuel López Obrador, el presidenciable con mayor intención de voto. En sentido contrario, José Antonio Meade y el moreirato representan un lastre para Martínez y Abramo. Anaya y Quintana podrían atraer el voto de los inconformes por el resultado de los comicios para gobernador.

    La competencia por el segundo lugar será igual de cerrada. Si el PAN gana de nuevo los escaños de mayoría relativa, como ha sucedido en los tres últimos procesos, el asiento de primera minoría lo ocuparía Martínez o Guadiana, según la posición de sus partidos en el cómputo final; si el PRI logra remontar,

    la curul correspondería a Anaya o a Guadiana. Pero en caso de que Morena obtenga el triunfo y el PAN ocupe el segundo sitio, Anaya regresaría a la Cámara alta y el PRI, por vez primera, no tendría un solo senador. Son los escenarios.

    Las fórmulas de cada partido responden a cuestiones de equidad de género y edad. Armando Guadiana, quien afrontó al moreirato en sus años de mayor poder y denunció la corrupción y el nepotismo en el gobierno de Humberto y Rubén Moreira, hizo méritos con AMLO para encabezar la fórmula de Morena. Su suplente es Eva Galaz, cuyo padre, Gustavo Galaz, fallecido en 2009, fue uno de los hombres fuertes de AHMSA. En el caso del PRI, el peso de la elección recae en Jericó Abramo, quien ya ha recorrido los 38 municipios. Si la fórmula tricolor pierde, Martínez podría ser de cualquier manera senadora; pero gana, el mérito será Jericó, quien, por cierto, es amigo de Meade

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